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Catar se convierte en el ‘patito feo’ multimillonario que nadie quiere cerca
Se trataría de una de las crisis más graves del Golfo Pérsico.
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Sábado, 10 de Junio de 2017

Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, se encargó durante esta semana de enredar aún más el complicado panorama del Golfo Pérsico, emitiendo comentarios contradictorios sobre la situación de Catar, país que pasó a la primera plana de los medios de todo el mundo el lunes cuando varias naciones vecinas decidieron romper relaciones con él. 

Trump, que tras el rompimiento de relaciones con Catar por parte de Arabia Saudí, Baréin, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Yemen, las Maldivas y Mauritania, acusándolo de “apoyar el terrorismo”, pidió “unidad” entre los países, el viernes volvió a sorprender tras afirmar que el país árabe, que alberga a casi 10.000 efectivos estadounidenses y funge como una de las principales bases de tránsito, “históricamente ha sido financiador del terrorismo a un nivel muy alto”. 

Los comentarios de Trump se presentaron poco después de que el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, hiciera un llamado a las naciones árabes para atenuar sus represalias contra Catar, advirtiendo que la crisis en el Golfo Pérsico obstaculiza los esfuerzos de su país para combatir al grupo Estado Islámico. 

Y es que los llamados para calmar la crisis entre Catar y Arabia Saudí y sus aliados se multiplicaron esta semana.

Kuwait, que no ha roto con Catar, intentó mediar en el conflicto. Su emir viajó a Arabia Saudí donde se reunió con el rey Salmán, en una entrevista que “reflejaba un interés común para apoyar el buen funcionamiento” del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG).

Todo empezó el lunes 5 de junio. Ese día, Riad y Abu Dabi, tras romper relaciones con Catar, señalaron, sin embargo, que no buscaban un “cambio de régimen” en el reino catarí, sino un “cambio de política”, según declaró el ministro de Relaciones Exteriores emiratí, Anwar Gargash, en una entrevista a la AFP.

“La envergadura de la crisis actual es bastante sustancial”, dijo el ministro, añadiendo que Doha tiene que dejar de comportarse como “campeón del extremismo y del terrorismo en la región”.

Catar ha refutado desde hace tiempo las acusaciones de respaldar o financiar a grupos terroristas. Pero diplomáticos de Occidente acusaron al país de permitir e incluso alentar el financiamiento de algunos extremistas suníes. 

Crisis mayor

Expertos señalan que esta es la crisis más grave desde la creación en 1981 del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), formado por Arabia Saudita, Baréin, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán y Catar.

Este último ha ocupado siempre un lugar aparte en el CCG, prosiguiendo su propia política regional y afirmando su influencia a través del deporte, en especial con la organización del Mundial 2022 de fútbol, y de los medios de comunicación, con el canal Al Jazeera. 

Las autoridades saudíes anunciaron, de hecho, el cierre de las oficinas de Al Jazeera en Riad y retiró su licencia a la cadena acusándola de alentar a “los grupos terroristas”. 

Arabia, Emiratos y Baréin justificaron la ruptura por su “apoyo al terrorismo”, a Al Qaida, al grupo Estado Islámico (EI) y a los Hermanos Musulmanes, cofradía considerada “terrorista” por Egipto y los países del Golfo.

Riad también acusó a Catar de “apoyar las actividades de grupos terroristas respaldados por Irán en la provincia saudí de Qatif”, donde se concentra su minoría chiita, así como en Baréin. 

El Irán chiita y su gran rival en la región, Arabia Saudí, no mantienen relaciones desde enero de 2016. 

Trump, ¿el culpable?  

En Europa, el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Sigmar Gabriel, acusó a Trump de atizar los conflictos en Medio Oriente, en referencia a la reciente gira a Arabia Saudí durante la cual anunció contratos de ventas de armas por 110.000 millones de dólares.

“Esta ‘trumperización’ de las relaciones en una región de por sí presa de crisis es particularmente peligrosa”, afirmó en declaraciones al diario económico Handelsblatt.

Y es que, de comprobarse que Trump está detrás de la desestabilización en el Golfo, sus intereses en la zona podrían verse seriamente afectados. 

En Catar se encuentra la mayor base aérea estadounidense en la región, con 10.000 hombres y está la sede del mando militar norteamericano en Oriente Medio.

Esta base es crucial para la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Siria e Irak que lleva a cabo una coalición internacional liderada por Washington y de la que Doha forma parte.

La crisis “no ha tenido impacto en nuestras operaciones en Catar o en lo relativo a los permisos de vuelo a su alrededor”, aseguró un portavoz del Pentágono.

Si no fue Trump, ¿fueron los rusos?
           
Francia y Rusia mostraron también su preocupación ante esta crisis en el Golfo, la más importante desde hace varios años.

En una entrevista por teléfono con el emir de Catar, Tamim Ben Hamad Al Thani, el presidente francés Emmanuel Macron dijo estar dispuesto a apoyar “todas las iniciativas para favorecer la moderación”.

Su homólogo ruso, Vladimir Putin, también llamó al emir catarí para mediar en la crisis.

Según la cadena CNN, piratas rusos cometieron un ataque informático contra la agencia de prensa de Catar a finales de mayo, que fue el elemento detonante de la crisis, con unas falsas afirmaciones, según Doha, que fueron atribuidas al emir Tamim en torno a temas delicados.

El objetivo de Rusia con este ataque informático era provocar divisiones entre Estados Unidos y sus aliados, afirmó CNN citando a investigadores estadounidenses. 

El Kremlin niega estas acusaciones que no se fundamentan en “ninguna prueba”. 

La ruptura de relaciones con Catar conllevó la suspensión de vuelos aéreos, el cierre de fronteras terrestres y marítimas, así como la prohibición de sobrevolar los territorios de los otros países del Golfo a las compañías cataríes.

Como muestra de la firmeza con la que los ahora adversarios de Catar aplicarán las medidas, el fiscal general de Emiratos advirtió que quien exprese en las redes sociales su simpatía hacia Catar enfrenta hasta 15 años de cárcel.

Doha rechazó las acusaciones de “apoyo al terrorismo”. No hay “ningún elemento que pruebe que el gobierno de Catar apoya a los islamistas radicales”, alegó ante la BBC el jefe de la diplomacia, Mohamed ben Abderrahman Al Thani.

Turquía entra al juego

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, defendió esta semana a Catar, indicando que Turquía pretende “desarrollar” sus relaciones con ese país, sometido a sanciones que “no son buenas” por parte de Arabia Saudita y sus aliados.

“Permítanme decir de paso que no vemos buenas las sanciones tomadas contra Catar”, declaró Erdogan durante un discurso ante embajadores en Ankara.

“En este asunto, algunos están maquinando algo, pero nosotros todavía no hemos logrado identificar quién está detrás de este juego”, añadió enigmáticamente el mandatario turco.

Turquía mantiene unas relaciones privilegiadas con Catar, pero también tiene buenas relaciones con las otras monarquías del Golfo, especialmente Arabia Saudita. 

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