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Crimen de empresaria venezolana, cinco años sin rastro del autor
Las autoridades judiciales no han podido identificar al responsable del hecho. Actualmente la investigación sobre la muerte de la empresaria venezolana está archivada.
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Categoría nota
Domingo, 6 de Agosto de 2023

Recordar la macabra escena en la que perdió la vida Jennifer Ramírez Rivero, el 20 de agosto de 2018, en el apartamento 305 de un edificio en la avenida 5 entre calles 12 y 13 del centro de Cúcuta, vuelve a traer consigo los pensamientos escalofriantes tras el actuar a sangre fría del agresor. 

Sin embargo, esta historia también tuvo un gesto milagroso, cuando las autoridades encontraron al hijo de la víctima, de 2 años, en ese entonces, aún con vida y al lado del cadáver de su mamá, que ya estaba en alto grado de descomposición.


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La intuición que tuvieron algunos vecinos del edificio, de que algo malo había pasado, después de pasar una semana sin ver a Ramírez, quien vendía elementos naturistas, tortas y postres frente al lugar, hizo que se asomaran hasta el apartamento, de donde salía un olor nauseabundo, por lo que así descubrieron la fatal escena.

La puerta estaba a medio cerrar, por lo que cuando una habitante del edificio la abrió alcanzó a ver el cadáver de Jennifer tendido bocabajo en la sala y al lado, su bebé.

El lugar rápidamente se llenó de policías y unidades de Infancia y Adolescencia rescataron al niño para dejarlo al cuidado inicialmente del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).

Cuando los miembros de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) llegaron para adelantar la inspección, notaron que la mujer fue asesinada a través de una asfixia mecánica, pues tenía atada una sábana en su cuello. Una mano de la mujer quedó entre la sábana, lo que les indicó a las autoridades que ella forcejeó y trató de evitar su muerte.

Las autoridades judiciales no han podido identificar al responsable del hecho. Actualmente la investigación está archivada.

 

El rastro

 

Jennifer Ramírez estaba en ropa interior. En una terraza fue encontrada una botella de whisky, y algunos vasos, por lo que se presume que antes de la muerte, ella compartió con el homicida.

Las autoridades también hallaron fluidos en la cama. Además, los investigadores rescataron al menos 30 huellas en los vasos, en el tetero del menor de edad y en la botella de licor, que pertenecían al homicida.


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El dinero en efectivo que tenía la mujer, entre este, unos dólares, joyas, prendas diseñadas por ella, pasaporte y otras pertenencias desaparecieron. El segundo piso del apartamento estaba revolcado.

 

Alimentó al menor

 

Según pudieron establecer las autoridades, el homicida, que, al parecer, era un hombre cercano a Jennifer Ramírez, con el que compartió un tiempo antes del asesinato, después de cometer el crimen, iba al apartamento sin despertar sospechas y le preparaba tetero al niño, además lo bañaba y lo mantenía tranquilo.

“El niño no estaba sucio, por lo que esto indica que siempre lo bañó, durante los cinco días. Además, en la cocina se encontraron cosas que demostró que el asesino preparaba el tetero, para que no llorara. Justamente, nadie escuchaba llantos y durante el día todo estaba en silencio, solo en las noches se escuchaban algunos ruidos”, explicó una fuente judicial.

 

¿Qué pasó con el caso?

 

Recientemente, La Opinión consultó en qué ha avanzado el caso para identificar y capturar al homicida, pero se conoció que por falta de pruebas y de una identificación plena del agresor, la investigación estuvo archivada en un momento y luego, un fiscal que retomó el caso lo volvió a abrir, para tratar de encontrar nuevas pistas, pero no se tuvo éxito.

Actualmente la investigación está archivada, a la espera de que aparezcan nuevos indicios y rastros del presunto homicida, para poder identificarlo.


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“En el momento del hecho se recopilaron videos de los alrededores del edificio como de diez días antes del homicidio y en el apartamento se encontró hasta una contraseña que, al parecer, pertenecía al asesino, pero no se pudo tener un nombre concreto de él, porque daba varios nombres a las personas con las que se relacionó”, explicó una fuente judicial.

Según se conoció, Jennifer Ramírez conoció al homicida en Venezuela y por eso estando en Cúcuta lo ayudó, le daba comida y de un momento a otro lo dejó entrar a su casa. Ellos frecuentaban una iglesia cristiana y allí se empezó a fortalecer una relación sentimental.

El hombre señalado de cometer el asesinato es de piel morena. Se conoció que, después del hecho, habría huido hacia Perú o Ecuador.

Las autoridades judiciales no han podido identificar al responsable del hecho. Actualmente la investigación está archivada.

 

¿Quién era la mujer ?

 

Jennifer Ramírez Rivero era propietaria de las marcas de ropa y accesorios Mac River y Jen River. 

En San Cristóbal, llegó a tener tres almacenes en Santa Teresa, Barrio Obrero y Pueblo Nuevo. En 2000, participó en el reinado de las ferias de San Sebastián y era modelo de su propia marca.


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Sin embargo, los tres locales fueron cerrados por la difícil situación económica en el vecino país.

Por ello, la mujer vendió hasta un vehículo y decidió buscar mejores oportunidades en la capital nortesantandereana. 

La diseñadora tenía planes de radicarse en Argentina y estaba ahorrando dinero para salir del país.

“En Cúcuta intentó colocar su empresa, pero no fue posible y por ello se rebuscaba. Se habla de un caso pasional, pero no estamos de acuerdo (…)”, indicó un medio hermano, en el momento del hecho, al presumir que la muerte fue producto de un robo, por el dinero que ella guardaba en el apartamento.

Una amiga de Jennifer reveló en ese momento otro dato que inquietó a la Policía y a la Fiscalía, al asegurar que la diseñadora de modas estaba amenazada.

“Una mujer le decía que la quería matar y la amenazó junto con el niño. Por eso, instauró una denuncia”, indicó la amiga de la víctima. 

Sin embargo, la hipótesis que más tomó fuerza entre las autoridades es que el asesinato ocurrió en medio de un hecho personal que desató la ira de la pareja de la víctima.


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