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Región
Universitarios le dan una mano a la paz de Norte de Santander
63 universidades de todo el país se han vinculado al programa que actualmente es aplicado en 252 municipios.
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Lucy Araque
Lucy Araque
Sábado, 3 de Diciembre de 2016

A comienzos de este año, la Alta Consejería para el Posconflicto y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) decidieron unir esfuerzos para vincular la academia a los procesos de construcción de paz que empezaron a tomar fuerza a partir del proceso de negociación con la guerrilla de las Farc.

La coyuntura en la que quedó sumido el país y la expectativa que se creó en los municipios a los que el conflicto ha golpeado con mayor inclemencia, despertó la necesidad de fortalecer su acompañamiento en temas como la superación de la pobreza, la gobernabilidad local, así como la convivencia y la reconciliación, como una forma de afrontar los retos que se vendrían ante un eventual posconflicto.

Fue así como surgió el programa ‘Manos a la Paz’, una iniciativa para que los universitarios pudieran hacer sus pasantías o prácticas profesionales en aquellos municipios afectados por la violencia y de esta forma  les entregaran sus conocimientos a esas poblaciones.

Norte de Santander fue uno de los departamentos elegidos para poner en marcha el proyecto, pero además para que las distintas universidades de la región prestaran a sus estudiantes para que compartieran los conocimientos y habilidades en otros departamentos del país.

A la fecha ya son dos las generaciones y 32 los universitarios provenientes de varias regiones que han visitado los diferentes municipios del departamento y cuyos resultados, asegura el PNUD, son satisfactorios.

“El programa ha tenido una respuesta muy favorable. Por un lado, el aporte que se le ha dado a las administraciones y las comunidades nos ha permitido recibir reacciones muy positivas y peticiones para que continúe el programa. Además, el aprendizaje del que han sido objeto los pasantes les servirá no solo para su formación académica, sino humana”, consideró Aldo Morales, coordinador territorial del PNUD para Norte de Santander, Santander y Arauca.

Derecho, Trabajo Social, Administración, Comunicación Social, Ingeniería Agrícola son algunas de las carreras de los estudiantes que han pasado por zonas como el Catatumbo y el área metropolitana de Cúcuta, poniendo sus conocimientos al servicio de las comunidades.

Por su parte, estudiantes de universidades del departamento como la Francisco de Paula Santander, Simón Bolívar, Pamplona y Libre, entre otras, se han destacado en otras regiones.

Estrategias de respuesta para construir paz

Dos experiencias, asegura Aldo Morales, resumen lo que ha significado para las comunidades de Norte de Santander el trabajo del programa Manos a la Paz.

Una de ellas es la de Hacarí, en donde los estudiantes de Derecho ayudaron a elaborar las rutas para iniciar los programas de formalización de predios, toda vez que por no contar con estos instrumentos, el municipio ha dejado de percibir importante recursos por concepto de impuesto predial,  lo cual repercute de manera negativa en los planes de inversión.

En Teorama, San Calixto y Hacarí los pasantes estuvieron acompañando a varias familias en la construcción de granjas caseras, para la producción de alimentos para el consumo familiar y la comercialización.

Así como estas, muchas otras iniciativas se han replicado en los demás municipios.

El programa está proyectado a 10 años, pero el objetivo del PNUD es que se pueda seguir prorrogando y fortaleciendo cada vez más, con el fin de que los jóvenes puedan aportarle en mayor medida a aquellas regiones que han sentido el rigor de la guerra.

‘Esta experiencia me cambió la vida’

Laura Ruiz es estudiante de último año de derecho y en los próximos días recibirá su título como abogada en la Universidad Antioquia.

Esta joven universitaria decidió a comienzos de este año cambiar la comodidad de su ciudad para internarse en uno de los municipios de Norte de Santander en los que el ruido ensordecedor de las balas pareciera no querer dejar descansar a sus habitantes: San Calixto, en el Catatumbo.

Se vinculó al programa Manos a la Paz porque la solución negociada al conflicto es un tema que siempre ha despertado su interés no solo desde el punto de vista académico sino profesional.

De hecho, su trabajo de grado estuvo basado en el estudio de la Jurisdicción Especial para la Paz que se diseñó para el acuerdo de paz con las Farc.

Durante los cuatro meses que estuvo acompañando a la comunidad de San Calixto y contribuyendo con el trabajo institucional de la Alcaldía, diseñó una cartilla en la que se establece una ruta de formalización de la propiedad de la tierra, para la titulación de predios rurales.

Una herramienta que, asegura, será útil para la implementación del primer punto del acuerdo de La Habana, que hace referencia a la reforma rural.

A pesar de la zozobra que se respira a diario en esta población por la presencia de los grupos armados y de que en varias oportunidades fue testigo de la crudeza del conflicto, pues tuvo que presenciar los enfrentamientos que se han vuelto una constante en el lugar, Laura cree que esta experiencia le cambió la vida.

“En la ciudad vivimos completamente abstraídos de la realidad que se vive en las zonas de conflicto y conocer la situación de zonas como el Catatumbo nos sirve para definir ciertas posturas”, reconoce esta futura abogada.

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