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Cúcuta Deportivo
Sin el Cúcuta me siento como un ave en cautiverio: ‘Hincha Fiel’
Pedro María Montes, de 56 años, encarna a este personaje desde hace 43 y se convirtió en un ícono de la cultura deportiva.
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Jeider Rúa Giraldo
Sábado, 24 de Junio de 2017

Esto es como cuando una madre despide a su hijo para que se vaya a otra tierra. Por muy lejos que esté, la madre siempre sigue sintiendo ese calor, ese cariño. Así me siento yo, y lo que siente la hinchada, yo también lo siento”. Es lo primero que se le viene a la cabeza a Pedro María Montes Rojas al remembrar que su equipo del alma hace un semestre se encuentra lejos de casa.

Y es que son 43 años los que este hombre lleva ‘casado’ con el Cúcuta Deportivo, como para no sentirse “herido en el alma y en el corazón porque no tenemos jugando en el General Santander al equipo donde aprendimos a querer el fútbol hace 93 años”. 

Es un dolor que él mismo compara con el de un ave que está en cautiverio y no puede extender sus alas para volar. En este caso, para abrir sus telas teñidas de rojo y negro para invitar a toda una hinchada a alentar a los motilones en el campo de juego.

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Pedro María, que se convirtió en un ícono de la cultura deportiva de la ciudad, no había un solo partido en el que jugaran los rojinegro al que no asistiera, pero hoy, después de tanto, se ha limitado a su trabajo y su familia, porque su corazón, que también parece estar teñido por esos dos colores, está en Zipaquirá. 

El nacimiento de un ícono

El ‘Hincha Fiel’, nacido en La Playa de Belén (Norte de Santander), y que ahora tiene 56 años de edad, no se ganó ese título de gratis. Desde los 12 años empezó a ir al estadio. Fue ahí, en el “Gran Lleras”, como él mismo lo llama, donde conoció al amor de su vida, un amor que después de 43 años sigue latente como la primera vez. 

Pedro María decidió convertirse en el hincha número uno del Cúcuta Deportivo luego del fatídico 14 de junio de 1995 cuando el equipo perdió la categoría por primera vez. Dejó la universidad para acompañar al equipo en su peregrinar, y “En el 95 me puse por primera vez el traje del indio y lo hice para levantarle el ánimo a las personas, a la hinchada”, recordó Pedro, que al día de hoy completa 22 años vistiéndose como el ‘Indio Motilón Barí’.

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Se iban a completar 10 años de oscuridad para la tribu motilona cuando en el 2005 la historia cambió y el doblemente glorioso salió campeón de la B.

El ‘Hincha Fiel’ recuerda que siempre estuvo ahí, en los momentos duros, en los que “nadie se acordaba del equipo, y yo estuve ahí, porque yo soy un hincha fiel, así el equipo estuviera en un mal momento yo siempre estuve en las gradas alentando, y Dios me premió por eso”, contó Pedro María.

Y así fue, aparte de recorrer toda Colombia, ser el hincha incondicional del Cúcuta le llevó a peregrinar con el equipo por toda Latinoamérica. Desde Argentina hasta México y pasando por Brasil, son los destinos que recuerda con más emoción. Pero dentro de todos esos viajes, el que más lo marcó y lo terminó de enamorar del fútbol, fue el que hizo en el 2007 a Argentina, donde el acrecentado rojinegro se tomó la Bombonera para enfrentar al Boca Juniors en el partido de vuelta por semifinal de la Copa Libertadores –que finalmente terminó remontando el cuadro xeneize-. Ese fue el regalo de Dios: permitirle ver a su esquipo como “uno de los grandes del continente”.

La vida sin el equipo

(El ‘Hincha Fiel’ lleva 43 años de ‘matromonio’ con el Cúcuta Deportivo.)

Luego de entregar tanto por su equipo, se podría creer que luego de la partida del Cúcuta Deportivo a Zipaquirá, el ‘Hincha Fiel’ se haya dado por vencido, pues no se le ha visto en el estadio Héctor El Zipa González portando su emblemático atuendo. Pero las razones van más allá y aunque sigue al equipo con la misma pasión, su vida ahora ha tomado un rumbo que no le permite estar con la disponibilidad al 100% para acompañar a los motilones. 

Pedro María pasa sus días trabajando para la oficina de comunicaciones de Comfanorte, donde se ha convertido en la pieza ‘multitarea’ de la empresa. Por su personalidad, que no le permite “quedarse quieto”, hace de recreacionista, de mensajero, de organizador, hace publicidad, trabajos de logística en eventos de su empresa, y demás tareas. Son trabajos que le demandan gran cantidad de tiempo y finalmente eso es algo que aunque lo hace feliz, le afecta porque “quisiera estar con el equipo. Ya pasó un semestre y no pude verlo, eso para mí es duro. Sigo poniéndome el disfraz porque  soy un emblema del deporte. Yo apoyo todas las disciplinas deportivas y en donde  pueda estar con mi personaje voy a estar. Todo ha cambiado tanto, pero el sentimiento nunca cambia, y acá está este símbolo que lo llevaré hasta la tumba”, agregó Montes.

Sin poder alentar al equipo en persona, Pedro María tiene clara su misión, y esa es con Cúcuta. Él es feliz enseñándole a la gente sobre su ciudad, recordando la historia, y tiene una batalla todos los días por “cuidar la identidad de Cúcuta. Yo lucho por fortalecer la cultura en las personas de mi ciudad y por crear un sentido de pertenencia”, explicó. Y es por esa misma razón que siempre lleva en su vestimenta el rojo y el negro. Para él, eso es una invitación a no comprar pasiones ajenas, “porque uno no puede comprar pasiones de otra parte, hay que aprender a valorar lo nuestro, y ahora más que el equipo está en Zipaquirá”.   

A la espera de un regreso

(“Nosotros tenemos que darle un espacio al hincha. Necesitamos tener una pertenencia, y el hincha debe estar alentando a su equipo donde pertenece, no en otra ciudad”)

El ‘Hincha Fiel’, por ahora está seguro de que para que el club regrese al General Santander será “un proceso largo”, pero le pide a Dios que para el 2018 pueda estar en su ciudad. 

Sin embargo, hace “un llamado a los que pueden dirigir, a los dueños del equipo, y a Dios que les dé el don de la sabiduría para que lleguen a un acuerdo y el Cúcuta pueda regresar”, porque para él, que el doblemente glorioso esté en Zipaquirá o en cualquier otra parte que no sea el General Santander, es como si se tuviera “un ave en cautiverio”.

Pedro María seguirá apoyando desde acá, con su familia y sus hermanos. Pero si de algo está seguro, es de que si el equipo vuelve a la ciudad, “el estadio se volverá a vestir de rojo y negro”.

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