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Crece la llegada de venezolanos al Catatumbo para raspar coca
La crisis del país vecino ha hecho que sus habitantes busquen sus ingresos en Colombia. Muchos trabajan por menos dinero que lo normal.
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Martes, 21 de Noviembre de 2017

En los cultivos ilícitos del Catatumbo, Norte de Santander, no solo hay colombianos raspando hoja de coca. Desde hace algunos meses, la opinión pública se refiere a la fuerte presencia de venezolanos en esta actividad en municipios como Tibú, Sardinata y Hacarí.

Esta realidad  no es desconocida,  los habitantes de Venezuela llevan años ingresando a Colombia para ejercer esa labor. Sin embargo, en los últimos meses, el número de connacionales en los cultivos de coca ha aumentado, junto con el inconformismo de la población dedicada a este oficio, pues ellos trabajan por la mitad del salario. 

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El personero de Sardinata, Gabriel Peñaranda, señaló que, desde hace un año aproximadamente, los habitantes hablan de la constante llegada de habitantes de venezolanos en busca de oportunidades laborales, debido a la crisis económica y social que viven en su nación, quienes no han tenido otra opción que convertirse en ‘raspachines’.

“En la zona rural, de los corregimientos Las Mercedes y San Martín de Loba, ya se han percatado de la presencia de estos inmigrantes. Es algo que no solo pasa aquí, sino en varias partes del Catatumbo”, expresó Peñaranda.

En Tibú, el alcalde Jesús Alberto Escalante indicó que, como administración municipal, no les consta que esta situación esté sucediendo y menos que lo hagan por la mitad del dinero que deberían devengar. Aunque aseguró, que “la mano de obra colombiana está siendo desplazada por estos venezolanos”.

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“Vienen buscando mejorar su calidad de vida y se ofrecen a trabajar en lo que sea y por lo que sea.  Algunos lo hacen exclusivamente por techo y comida y de esto se están aprovechando muchos colombianos”, afirmó Escalante.

La necesidad de laborar por menos dinero del que manda la ley en Colombia, con el propósito de quedarse con el empleo, es una práctica que se ha hecho común en quienes vienen de Venezuela, pues con la aguda devaluación del bolívar, cada peso que se ganan les sirve de mucho en su país, al hacer el cambio de la divisa.

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Por otra parte, Venezuela vive una dura crisis económica, una contínua devaluación del bolívar y una constante subida de precios de los alimentos, así como la escasez de estos, de medicinas y de repuestos de vehículos. 

En agosto, la inflación acumulada alcanzó el 366,1 %, según la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional del país, que se ha encargado de anunciar el índice por la ausencia de la información oficial del Banco Central de Venezuela (BCV). El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha pronosticado que la inflación se ubique en 720% para este año y hasta un 2.000% en 2018.

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El trabajo como ‘raspachines’ en los cultivos de coca del Cattumbo se ha convertido en una fuente de ingresos para los venezolanos y colombianos que viven en esa nación petrolera, con el fin de llevar el sustento a sus hogares.

Cabe resaltar que el cultivo de coca y la producción de cocaína en Colombia, en 2016, alcanzaron los niveles más altos de la historia, según un reciente informe de la Administración para el Control de Drogas (DEA). El 92% del narcótico incautado en Estados Unidos es de origen colombiano. Del porcentaje restante, 6% llega de Perú  y el otro 2% de diferentes naciones.

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Lamentablemente, Norte de Santander es una de las regiones más cultivos registra: más de 8 hectáreas por kilómetro cuadrado. Esto concuerda con el dato del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci) de las Naciones Unidas, que señala que este departamento pasó de 11.527 hectáreas con coca, en 2015, a 24.831 en el 2016.

En ese informe del Simci, tres municipios del Catatumbo: Tibú-Sardinata y El Tarra, figuran entre los diez del país con la mayor cantidad de coca sembrada el año pasado.

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