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Clara Mercedes Arango y los encantos de la poesía
~Nació en Cúcuta y desde temprana edad encontró en la poesía la clave para interpretarse a sí misma, con respecto a la vida, y el mundo.~
Viernes, 26 de Septiembre de 2014
~Nació en Cúcuta y desde temprana edad encontró en la poesía la clave para interpretarse a sí misma, con respecto a la vida, y el mundo.~
cflorez@laopinion.com.co
Foto Archivo
Nació en Cúcuta y desde temprana edad encontró en la poesía la clave para interpretarse a sí misma, con respecto a la vida, y el mundo.

Clara Mercedes Arango estudió en la Universidad de Lovaina, en Bélgica. Es licenciada en lenguas modernas con especialización en español y en francés.

También tiene una maestría en estudios hispánicos y título en periodismo literario de la Universidad Externado de Colombia, donde se desempeña como docente en la facultad de comunicación.

Allí mismo es coordinadora de la facultad de cultura. Dedicada a la literatura es autora de un libro de poemas y tiene en preparación otro de cuentos.

Dice Neruda que “La poesía es verdad y está en la tierra como un árbol/ y quien no la sienta ni la vea/ es porque no está sobre la tierra” ¿Usted piensa lo mismo?

Pablo Neruda tenía el privilegio de convertir en bellas y eficientes palabras lo que iba encontrando.  Este verso nos lo confirma y añadiría que,  la poesía, como Dios, está en todas partes y no se deja ver.  Y es el poeta en un diálogo con la ausencia y en sus momentos de recogimiento interior cuando logra encontrar las  palabras y frente al temible papel en blanco, plasmarlas, para que finalmente, el poema lo delate como ser sensible.

Pero, además, ¿cuál es el encanto de la poesía?

Todo, diría yo. La poesía nos permite despojarnos o mejor desnudarnos de pudores, enfrentarnos con nuestras verdades y mostrarlas con palabras bellas y eficaces. Nos permite hacer una revolución con ellas, para que el lector cree el otro mundo, el suyo, el mismo, el propio. Y al asumirlo como una aventura personal, involucrarlos para que encuentren su propia aventura, su transformación y liberación.

¿Cuál es su fuente de inspiración?

Para mí la llamada inspiración no existe. Los poetas románticos hablaban de ella como si fuese un pequeño duende apoyado en su hombro que les dictaba los versos. Yo por el contrario pienso que tiene mucho de disciplina y transpiración. El ejercicio poético es un trabajo constante de ensayo-error, de tachar, borrar, romper, rehacer, dejar reposar. El poeta se convierte en un artesano, carpintero, constructor, arquitecto, que pasa horas frente a las palabras, tratando de pegarlas como si fueran ladrillos y de que no lo contradigan, como pedía Borges.

¿Cómo está Colombia en poesía?

Puedo afirmarle que nuestra poesía está sana y tiene bellos augurios. Lo que sucede con la poesía es que siempre ha sido un género despreciado y relegado a los submundos, pero ella tiene que florecer, porque los mismos grandes novelistas la han considerado como la fuente de su trabajo, por ser eficiente, precisa, sintética y llena de imágenes.

¿Qué presentación le hace a su libro ‘En la memoria me confundo’?

Para mí es un logro personal haber tenido la disciplina de ordenar, tachar y pulir ideas sueltas que tenía para darle el tono de poemas y venir a presentarlo a la ciudad que me vio nacer. Es un regalo de los dioses, como diría mi madre. En la memoria me confundo es el inicio de un largo y bello trabajo interior, que me ha permitido contar en versos los sentimientos más profundos que pueden albergar un alma triste y sensible.

¿Cuál va a ser su legado poético?

Me parece enorme esa pregunta, y creo que mi legado poético si es que lo dejo, serán los lectores los que lo dirán, porque la poesía como las pinturas, si no tienen quien los lea o los admiren, no existe.

¿En qué otros géneros literarios se expresa?

Trato de escribir cuento corto, crónica y a veces, escribo ensayo, aunque considero que no soy una intelectual académica. Pero como soy docente, trato de inculcarles a mis estudiantes todos los géneros, porque los estudiamos con ellos y con ellos avanzo.

¿Le parecen útiles los festivales?

Me parece que gracias a los festivales de poesía los poetas logran salir de la sombra y ver la luz. Es allí en esas reuniones al aire libre, donde la gente va a escuchar a un ser creativo que les dice con bellas palabras lo que ellos sienten, ven, y viven, es donde se puede empezar a sensibilizar a todos aquellos que viven absortos en tecnología, o la guerra,  distraídos por pequeñeces, para que con la poesía, vuelvan a mirar y a admirar la luna, las estrellas, el mar y a un potro que trota con gallardía. Ojalá los festivales pudiesen hacerlos en cada rincón de los pueblos colombianos. Para volver a creer…

¿Cómo valora la creación literaria?

Creo que somos afortunados. Colombia es rica en muchas cosas, incluso en escritores, porque tienen imaginación y creatividad. Lo que sucede es que tenemos muchos escritores, pero pocos consagrados solo a la escritura. Por ello a veces, los textos son pobres, pero hay mucho de donde cortar.

¿Qué tanta fortaleza tiene el desarrollo de la cultura en Colombia, comparado con los otros países de América Latina?

Creo que México, Argentina y Brasil son ejemplares. Nosotros estamos muy atrasados y eso se nota en el promedio anual de libros leídos por habitante, que es mucho mayor que el nuestro. El desarrollo de  la cultura, el arte y en concreto la poesía, deberían ser herramientas útiles para entrar a la etapa del postconflicto, con un criterio de perdón.
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