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Colombia
Develan secretos del acuerdo con las Farc
En una de las cartas reveladas se evidencia la forma en que Henry Acosta aborda a Pablo Catatumbo.
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Colprensa
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Martes, 24 de Julio de 2018

Como un secreto. Así empezó la negociación del acuerdo de paz que buscó el presidente Juan Manuel Santos, con las hoy desmovilizadas Farc. Según documentos conocidos por COLPRENSA, todo empezó con un llamado del actual mandatario quien contactó a miembros de las Farc para acordar una cita secreta.

Esos detalles harán parte de la Biblioteca del Proceso de Paz que nacerá mañana en una ceremonia especial en el Teatro Colón, en Bogotá, la cual contará con diez tomos donde se evidenciarán los detalles, documentos, discursos, actas y fotografías más importantes del acuerdo, algunos de los cuales las delegaciones guardaron celosamente con el fin de no afectar el rumbo de las conversaciones llevadas a cabo en la Habana (Cuba).

El primer contacto se dio el 7 de septiembre de 2011 a través de Henry Acosta, quien le abrió las puertas al proceso de paz, y fue el encargado de anunciar el deseo de negociar.

En una de las cartas reveladas se evidencia la forma en que Acosta aborda a Pablo Catatumbo y a otros miembros del secretariado de las Farc. “Han sucedido los siguientes hechos. El presidente Santos me llamó para que fuera a Palacio y ayer tuve una larga reunión con él. Me dijo que te enviara a ti y a Alfonso Cano el siguiente mensaje, de parte directa de él”.

En la misiva que no cuenta con más de dos páginas, Acosta le entrega el mensaje de Santos, quien aseguró que quería conseguir la paz, y que si era necesario dispondría de hombres de su confianza, entre ellos, su hermano Enrique Santos Calderón. “Dígales a Alfonso Cano y a Pablo Catatumbo que quiero hacer la paz con ellos. Que los invito a que dialoguemos en un encuentro secreto, que puede ser en el Brasil o en Suecia. Que yo ya conversé con Amorim y Fobim, ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa del Brasil, y tengo todo el apoyo de ese país para que nos faciliten su territorio y logística, a fin de realizar este encuentro secreto entre el Gobierno colombiano y las Farc”.  

“Dígales que ese encuentro secreto es realmente eso: secreto, y que es directo entre dos delegados del Gobierno y dos delegados de las Farc. Que no habrá intermediarios, ya sean países o personas, porque la paz en Colombia es una responsabilidad de nosotros los colombianos y de nadie más”.

“Dígales que les propongo que mi hermano Enrique Santos Calderón hable con Alfonso Cano y/o Pablo Catatumbo, de quienes es amigo. Esta conversación puede ser primero con Alfonso Cano y/o Pablo Catatumbo, dentro del país, de manera secreta, y luego en el encuentro secreto en el Brasil o en Suecia, con los delegados de las Farc. Dígales que sería muy positivo que de parte de las Farc estuvieran en ese encuentro secreto dos personas del Secretariado, ojalá Pablo Catatumbo y otro, y que de parte del Gobierno estarían, como delegados directos míos, mi hermano Enrique Santos Calderón y Frank Pearl. Dígales que si Alfonso Cano y Pablo Catatumbo van a ese encuentro secreto, yo estaría personalmente conversando con ellos”, se lee en la misiva enviada a Catatumbo.

Santos le pidió a Acosta que les comentara lo siguiente: “Que yo conversaré personalmente con usted acerca de esta propuesta, y que por el momento no delego en nadie este tema y que ellos, por favor, utilicen este mismo canal, por donde estoy enviando este mensaje. Dígales que quiero que hagamos la paz, con dignidad y sin mentira”.

La respuesta que esperaba Santos

La respuesta de las Farc llegó el 15 de octubre de 2010, con duros señalamientos contra gobiernos anteriores, cuestionamientos a las garantías para el primer encuentro y a la mención de la muerte del Mono Jojoy que se registró 15 días después de que Santos mostrara su deseo por buscar la paz. “Te confieso que no había respondido antes tu nota, porque me llegó antecitos de todo el trajín que sucedió después del vil asesinato del Mono, que, como tú sabes, era mi gran amigo”, se lee en la misiva.

Como si fuese un teléfono donde del otro lado respondería el presidente de la República, Pablo Catatumbo relató. “Históricamente, cada vez que hemos iniciado acercamientos con los distintos gobiernos para dialogar sobre soluciones políticas al conflicto, los distintos gobiernos de la oligarquía están presupuestando la terminación del alzamiento en armado sin que medie, absolutamente, ningún cambio importante en las estructuras sociopolíticas ni del régimen político del país. Cuanto más se ha venido es a una suerte de engaños y supuestos beneficios y prebendas personales, con ribetes de soborno o rendición incondicional”.
 
“Saludamos y vemos como un gesto positivo y que allana el camino el hecho de que el presidente encuentre justos algunos de nuestros planteamientos expuestos en la plataforma bolivariana, y que opine que en dicha plataforma hay espacio para una negociación y para llegar a un acuerdo o solución política del conflicto”,  dice el documento.

“No desconocerás que en esas condiciones y tal y como está el ambiente, con un agresivo militarismo delirante, sediento de sangre y muerte, todo será muy complicado. ¿Cómo se garantiza que no habrá trampas en un encuentro secreto dentro o fuera del país? ¿Cuáles son, más allá de las palabras, las garantías ofrecidas a nosotros por los gobiernos del Brasil o de Suecia?”, preguntó el entonces comandante guerrillero.

“En tal sentido, propondríamos un primer encuentro reservado en territorio colombiano, en zona fronteriza con Venezuela, con la anuencia del gobierno de la hermana República, que por supuesto debe gestionar anticipadamente el gobierno colombiano”.

Catatumbo en su misiva resolvió que dos miembros de EMC asistirían al encuentro que propuso el mandatario. Sin embargo, dejó claro que el primer acercamiento sería solo para verificar las garantías para que un segundo encuentro se llevara a cabo en otra nación.

Las impresiones que generó el pedido de Santos

En una tercera carta revelada por el Gobierno Nacional, Acosta le asegura a Catatumbo que los deseos de Santos por buscar la paz, son diferentes a los que han intentado llevar a cabo los otros gobiernos. “Siento que realmente quiere hacer la paz y negociar con ustedes. Lo que no me pasaba con Uribe, bueno porque además Uribe solo habló de Paz, este año 2010, el 5 de marzo”.

Acosta señaló en su relato que el presidente Santos ha dejado claro que de concretarse el segundo encuentro y confirmarse que iría Catatumbo o Alfonso Cano, él estaría personalmente en ese acercamiento.

En esta misiva, que data del 25 de diciembre de 2010, Acosta entregó el mensaje del presidente quien insistió en que el segundo encuentro se realizara en Suecia o Noruega. Ya que esas naciones habían aceptado financiar y guardar la seguridad física y jurídica de los delegados de las Farc.

En su mensaje el presidente no descartó que el encuentro se podía llevar a cabo en Cuba, sin embargo, consideró que este país ya está muy debilitado para estos encuentros.

Por otro lado, Santos aseguró en su mensaje que la reunión entre ambas delegaciones se podía registrar después del 15 de enero de 2011 y que serían los excombatientes quienes decidieran la fecha formal para que esta se realizara.

Cuatro días después del envío de esta misiva, Pablo Catatumbo le dice a Acosta que Rodrigo Granda fue designado para el primer acercamiento con el Gobierno y de esta manera inició el proceso de paz que culminó con la finalización del conflicto armado de más de 50 años en el país.

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