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Academia de historia, 85 años
El viernes 29 de marzo, a las 4:00 p.m., la Academia de Historia reúne su Asamblea General para elegir su nueva junta directiva.
Lunes, 25 de Marzo de 2019

Es cierto que en abril de 1934, siendo gobernador el doctor Benito Hernández Bustos, se creó el Centro de Historia de Norte de Santander, mediante Ordenanza No. 42 de abril 29, pero fue durante la administración del gobernador Manuel José Vargas que se instaló oficialmente, el 2 de abril de 1936, en el templo histórico de Villa del Rosario. La ley 43 de 1973 transformó el antiguo Centro de Historia en Academia de Historia -AHNS- y en ambos casos su recorrido ha sido proceloso, pero subsiste, con todos sus defectos, con miembros que representan distintos sectores de la ciudad y el Departamento.

El próximo viernes 29 de marzo, a las 4:00 p.m., la Academia de Historia reúne su Asamblea General para elegir su nueva junta directiva, y exactamente un mes después procederá a celebrar sus 85 años de existencia, si los nuevos dignatarios lo tienen a bien. En el primer evento, es de esperar que la Asamblea General, por sí y ante sí, ente superior a la junta directiva, libere a sus miembros de la obligación pecuniaria que le restringe el derecho democrático a elegir y ser elegido. El financiamiento de la entidad hay que conseguirlo con convenios interinstitucionales y transparencia.

No puedo dejar de referirme a la batahola suscitada en los últimos días en el seno de la corporación porque uno de sus miembros manifestó que otro de sus compañeros (q.e.p.d.) tenía responsabilidad en muchas cosas que, según él, hoy suceden en la AHNS. Entiendo que se buscaba un debate civilizado, pero desde la junta directiva -donde hay varios juristas brillantes-, pretermitiendo fórmula de juicio, oportunidad de descargos, sin pedirle, por lo menos, al “acusado” que ilustrara a la junta sobre sus apreciaciones, decidieron unánimemente -porque todos firmaron- expedir una Resolución “de veras iluminante” y procedieron a expulsar al académico cuestionador para siempre del mundo académico, con aplauso sostenido de la galería. Eso creen ellos. Equivocación deplorable, porque el académico expulsado es el más destacado de la AHNS, como lo sabe el señor presidente. De manera que no hay que tomar decisiones en momentos de calentura o emotividad, en todo instante la razón debe prevalecer sobre los sentimientos.

Es muy cierto que las biografías es mejor escribirlas post mortem y, a propósito de esta afirmación y a lo dicho por el académico cuestionador y expulsado, en varias conversaciones con el señor presidente de la AHNS, en distintas épocas,  me recordaba sus años de formación juvenil inmerso en el estudio de san Agustín, obispo de Hipona, quien precisamente alguna vez dijo que “no debe formarse juicio del hombre sino al fin de su vida, cuando ya no pueda mudar de opinión ni perjudicar a la verdad con sus errores”. Si los tuvo, claro, pero me imagino que ese era el objeto del debate propuesto y denegado. Tengo la íntima convicción de que llegará el momento en que ese daño causado por la junta directiva tendrá que ser resarcido y la historia juzgará a los autores de tamaño acto irreflexivo, aunque ellos crean lo contrario.

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