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Apreciaciones electorales
El presidente electo Iván Duque es un hombre joven. Seguramente esto pueda ayudarle a interpretar el mundo que le tocará vivir.
Lunes, 25 de Junio de 2018

Colombia decidió ir hacia el centro - derecha en la elección del diecisiete de junio. No podía ser la excepción  en la tendencia de los regímenes que decidieron dar este paso. Podría considerarse un retroceso frente al régimen de Juan Manuel Santos, de centro en cuestiones de paz pero de derecha o neoliberal en el manejo de la economía.  Es pretender quedar bien con Dios y con el diablo con las consecuencias que se dejan ver. 

El presidente electo Iván Duque es un hombre joven. Seguramente esto pueda ayudarle a interpretar el mundo que le tocará vivir en los cuatro años que se le avecinan como gobernante. Serán tiempos difíciles. De su personalidad en gran parte estarán las soluciones benéficas para Colombia.

La extrema derecha piensa que será un soldado dócil de los que pretenden seguir en el pasado. Las adhesiones de última hora  que recibió al saber del resultado de la primera vuelta son las rémoras de algo que debe desaparecer. Sus mismos consejeros a la sombra pueden desorientarlo en lo que su programa de gobierno considera como una solución 

Su prueba de fuego será el manejo que le dé a la cuestión de la paz. La paz es un derecho consustancial al ser humano.  No algo exclusivo de uno u otro grupo. Una paz para todos es el único camino. Habrá que romper con la caverna que pretende saltar al vacío. Llevarse con ella la tranquilidad para vivir y mejorar.   Si Duque logra entender ésto seguramente el país llegará a buen puerto. 

La paz es hija  del bienestar social y económico. En estas dos categorías  el país anda muy mal. El corte neoliberal que se le da al país se deja ver en la casi calamidad que afronta el pueblo. Si no se endereza el rumbo no es un extremismo decir que la paz buscada caerá del todo. En esto hay que ser realista y aceptar que nuevas fuerzas reclaman su derecho en la historia.  Pretender aplastarlas seria la catástrofe. 

La votación respetable y significativa  de las fuerzas democráticas de oposición indica que debería plantearse un nuevo escenario social en el que tengan cabida estas voces que pretenden dejarse oír. El país no es propiedad de los grupos tradicionales que han hecho lo que quieren. La civilización y progreso marcan nuevos rumbos y el que no quiera fracasar tiene que entenderlo así. No se puede vivir en el pasado.  Ya se recibió el aviso. Comienzan a desaparecer los capataces. Los caciques regionales y nacionales, los feudos electorales, las herencias políticas.

La corrupción toco fondo. Toca desaparecerla del escenario nacional. Hasta donde será capaz el nuevo gobierno de lograrlo? Será su gran reto. El desfile de los caciques el veintiocho de mayo pidiendo canoa al candidato Duque debe ser mirado como algo risible. No puede contar en la historia de quien pretenda gobernar con  energía y realismo. 

El panorama regional debe cambiar. Ya es hora de superar los anacronismos, la corrupción y los mandos familiares. El relevo en la forma de gobernar es un imperativo. Los tiempos señalan nuevos caminos. El desmonte de los aparatos de poder que tanto daño hacen es el mandato del momento.

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