La mayor parte de los sistemas naturales, por ejemplo, el clima o un hábitat específico, se auto-organizan; las ciudades pertenecen a este tipo de sistemas. Como los burócratas piensan que una sociedad se maneja por decreto, no entienden, ni quieren entender, que cuando un subsistema urbano traspasa un límite, éste se auto-organiza. Unos ejemplos aclaran la idea.
Un caso típico es el transporte público. En la medida que la tarifa se encarece y el servicio pierde calidad, la gente busca alternativas de transporte, en todos los niveles socioeconómicos: bicicleta para los obreros, motocicletas para los trabajadores medios, vehículo privado para personal de empleo medio a alto, patineta a motor jóvenes ejecutivos y estudiantes, y quienes no tienen acceso a estos sistemas, o no les importa, roban transporte público. Ante estas realidades, los usuarios que utilizan transporte público se disminuyen, y entonces las “autoridades” para buscar “equilibrio económico” suben las tarifas, y bajan costos (calidad), creando un círculo vicioso que se quiere acabar a punta de comparendos, desatando una ola de corrupción, que no mejora el sistema, sino que agrava su uso. Eso pasa cuando los burócratas creen que gobernar es prohibir y no planificar de manera integral.
El censo 2018 presenta un gran resultado, que es importante discutir: las ciudades capitales de departamento y el distrito capital tienen bajos crecimientos interanuales en los 13 años transcurridos entre ambos censos, mientras que los municipios metropolitanos no capitales, muestran mucho mayores crecimientos. Esto se explica, al menos en parte, por el costo de la tierra, que en algunas ciudades adquiere precios exorbitantes, sin ninguna relación con la calidad urbana de la ciudad. Los dos casos más palpables son Bogotá y Cartagena. Por ejemplo, mientas Bogotá creció 13 años a un 0,4% interanual, municipios metropolitanos doblaron su población en el mismo período. Esto se logra porque hay municipios de “tierra disponible”, usualmente de uso rural, donde sus alcaldes “hacen piñata” cambiando “con peaje” el uso del suelo. Y quienes no pueden hacer ese traslado por incapacidad económica o falta de empleo, en una economía no enfocada al desarrollo, se queda en la ciudad “sufriendo”, hasta que puede emigrar, como se ve en el censo 2018 en el eje cafetero y Cali, donde varios municipios han bajado su población, e incluso el número de hogares.
En días pasados, un rector de una universidad privada en Bogotá alertó que esos centros educativos estaban quedando con cupos disponibles, cosa que antes no sucedía, y mencionaba que esto pasaba hasta en los Andes, considerada la mejor del país. Pues bien, con matrículas semestrales de hasta 8.500 dólares, es claro que quien puede conseguir que su hijo accese a una universidad del exterior de las 100 mejores del mundo, aclarando que ninguna universidad colombiana está en ese club, lo hace. La relación calidad/precio por una educación para salir a un mercado incapaz de absorber los nuevos profesionales, en especial en ingeniería y ciencias, hace que la opción externa sea mucho más razonable.
Y un ejemplo final. En la medida que los impuestos locales, regionales y nacionales se vuelven expropiantes, como es el caso de Colombia, buscar maneras de elusión o evasión, por ilegal que sea, se vuelve una constante que lleva a más elusión/evasión. Eso sucede mientras los ciudadanos ven que los impuestos no se utilizan para inversión sino para gasto. Por eso el que puede sacar su plata, lo hace: y el que no tiene plata busca como sacar su fuerza de trabajo para ambientes fiscales menos tóxicos. Más emigración, más corrupción, más abogados para atender más casos de evasión, y menos desarrollo, creando otro círculo vicioso tipo Venezuela.
Creer, como creen nuestros burócratas, y nos lo quiere mostrar la propaganda oficial, que con “ordenes” de autoridades las cosas van a funcionar, se encuentran con que las sociedades son sistemas complejos que se auto-organizan, así sea que se degrade más la condición social y ambiental. Y como esa auto-organización no fue lo que el burócrata ordenó, éste busca crear nuevas “leyes para imponerse”, creando más corrupción en los legisladores. Esta es la repuesta auto-organizante a una burocracia inepta y/o corrupta, de pensamiento lineal.
