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Bolívar, fuera de serie
Domingo, 5 de Enero de 2020

Sin duda que merece un gran aplauso y un reconocimiento especial la cadena Caracol Televisión por su esfuerzo en recrear al genio de América y rendirle el homenaje que perennemente merece, a través de la serie “Bolívar: el hombre, el amante, el Libertador”. 

En mi concepto, la serie merece el calificativo de buena. Mantuvo embelesada a Colombia durante tres meses. Según los créditos, seis intelectuales, entre historiadores y escritores, asesoraron la producción, por lo que si bien, sin olvidar que era una versión novelesca, el libreto guardó una aceptable fidelidad a los hechos históricos. 

Por supuesto que la capacidad económica en Colombia – o, mejor, la pobreza – no da para grandes escenarios, locaciones, tomas espectaculares, fotografía y técnicas maravillosas como las empleadas en la película más simple de los Estados Unidos, ni para movimientos de masas, ni batallas con alguna apariencia de realidad. Aunque dicen que Caracol botó la casa por la ventana. Pero aquí, como en ciertos vestiditos de las jóvenes modernas, gran parte se deja a la imaginación. 

Todos los historiadores coinciden en que el general José María Córdoba era el más apuesto de los héroes de la independencia: ello – con perdón del actor que lo representó – no aconteció en la serie. También los historiadores hablan de la belleza alucinante de Manuelita Sáenz, que incluso impactó a los frustrados magnicidas en la noche septembrina, a pesar de salir a enfrentarlos en bata de dormir y sin afeites, como lo dijo el mismo conspirador Florentino González, y destacan la hermosura de las hermanas ocañeras Nicolasa – la amante de Santander- y Bernardina Ibáñez, esposa de González. Por ello, sin ocultar que escogieron para interpretarlas a las mejores actrices, pero físicamente más o menos, no creo que nadie haya quedado deslumbrado. Y, salvo el gigante que desempeñó el rol de marido de Manuelita, en el elenco no hubo sino hombres chiquitos y mujeres más altas que ellos. 

Con todo, lo esencial es que se trató con precisión la figura del Libertador, en particular en su entrega total a la causa de la emancipación, sacrificando íntegramente su inmensa fortuna y toda su vida, y tras el proyecto de una gran nación latinoamericana que hubiera sido – y aún lo puede ser – una potencia mundial, ideal que pocos comprendieron. 

Nuestro coterráneo Francisco de Paula Santander ciertamente no sale bien librado en la serie pues muestran de él una faceta de intrigante, calculador y escéptico del sueño del Libertador, más que su protagonismo en la guerra independentista.  El doctor Eduardo Durán Gómez, presidente de la Academia Colombiana de Historia, protestó en uno de sus artículos que publica este diario, por semejante presentación del luchador. 

Ello significa que la polarización en el país continúa, antaño como en la actualidad entre bolivianos y santanderistas -  liberales éstos y conservadores aquéllos -, de modo que pretender que no haya polarización es una ridiculez, siendo esta inevitable. Hoy, por ejemplo, entre la derecha y la izquierda. Nunca a todo el mundo le agradará el pan de dulce o el pan de sal: cada cual tiene su propio gusto. Y así ocurre en las ideologías, en la historia, en la religión, en las ciencias, en el deporte, en las modas, en todas las artes, en fin, en todo en la vida. 

orlandoclavijotorrado@yahoo.es

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