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Consejos para Sancho
El sistema democrático colombiano tiene división de poderes.
Viernes, 24 de Julio de 2020

Escribiendo esta columna y buscando para ello emular a Don Quijote, le recomendaba al alcalde Jairo Tomás Yáñez que buscara, para presidir un buen gobierno, acercamientos no sólo con la clase política del departamento sino también con los sectores productivos de la región, para que en equipo, se trabaje en beneficio de nuestro golpeado municipio; pero tuve que variar un poco el enfoque al enterarme que por conducto del director de Imsalud, hace unos días, sentados a manteles, tres congresistas del Norte de Santander, tuvieron un encuentro con el alcalde Yáñez, para tratar asuntos que conciernen a la administración municipal. 

Y eso debe alegrar a los cucuteños que dirán: si vamos a  convivir con el covid-19, bien puede el alcalde, a pesar del disgusto que le producen los políticos, trabajar de la mano con ellos. Y debe ser así para que nuestra ciudad no caiga más en el atraso generado por algunas administraciones pasadas que obstinadamente se apartaron del apoyo político y como los llaneros solitarios, gobernaron con las graves consecuencias económicas y sociales que nos agobian y  se ven  sin ningún esfuerzo. 

El sistema democrático colombiano tiene división de poderes, pero ellos trabajan armónicamente en aras de un bien común; por lo tanto, es absurdo intentar el trabajo en solitario. Lo que hay que hacer para satisfacer todas las necesidades de una municipalidad es generar recursos y si con estos no alcanza,  entonces gestionarlos  del presupuesto nacional, y ello se logra a través de los congresistas cuando la administración municipal registra debidamente sus proyectos en el Banco Nacional de Programas y Proyectos (BPIN) del Departamento Nacional de Planeación (DNP). 

El alcalde lo manifestó en días anteriores cuando le quisieron dar otra connotación a sus declaraciones, que los recursos propios de Cúcuta eran muy pocos para atender todas las inversiones que se requieren para cumplir con el Plan de Desarrollo que él había puesto a consideración del Concejo Municipal. Bajo este entendido deben trabajar de consuno los congresistas y la administración municipal. 

Teniendo en cuenta que así como el alcalde representa al poder ejecutivo, es el Concejo municipal quién ejerce el control político de la administración y expide las normas administrativas que este debe ejecutar, lo cual constituye una muy buena razón  para trabajar con un solo propósito: el bienestar de los cucuteños. Así las cosas, la colaboración armónica como lo establece la C.P., sin las soberbias del poder, debe darse entre la figura del alcalde y la Corporación administrativa Concejo municipal, para que se cumplan efectiva y eficazmente los objetivos propuestos. 

Los gremios económicos, las universidades, las asociaciones de todo género, los comunales, los ediles, deben ser oídos por las autoridades, y además se debe consultar con ellos el alcance de las medidas que se vayan a adoptar en razón a que son todos ellos quienes más y mejor conocen sus necesidades y conocen también mejor que nadie las medidas más efectivas para solucionarlas. 

Por último, no sobra recordarle al alcalde de Cúcuta, uno de los consejos de Don Quijote: “Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores, y préciate más de ser humilde  virtuoso, que pecador soberbio.”

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