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El bachiller estaba allí
Leyó su andanada como si estuviera tomando mistela.
Sábado, 25 de Agosto de 2018

Cuando desperté, el bachiller Ernesto Macías, presidente del Senado, todavía estaba allí, a pesar del ventarrón enviado por un chamán a la posesión del presidente Duque, según especulación del político opita. 

Feliz, arrobado, casi levitando, “con la melena revuelta”, leía su libreto contra Santos que esperaba a las puertas del Palacio de Nariño dispuesto a entregarle las llaves a su sucesor, de pronto con esta chiva: Aquí hay fantasmas, a Samper le hicieron brujería, llamen al padre Chucho.

Con su discurso “absolutamente necesario”, como lo definió mientras despachaba pasabocas el senador Uribe, Macías se regodeaba con su diatriba que disfrutó como el gato que acaba de quebrar la porcelana china de la tatarabuela.  

Leyó su andanada como si estuviera tomando mistela, engullendo achiras o un asado huilense preparado en horno de barro, acompañado de insulso y arepa oreja’e burro. Que no falte la cholupa, delicioso bebestible.

Debió pensar que terminado el acto de posesión sus paisanos de Garzón empezaron a hacer  vaca para levantarle estatua. Macías deberá aclarar antes las sospechas sobre su grado de bachiller en un colegio al parecer  inexistente,  y si de verdad pasó por el Externado y la ESAP en cuyos archivos lo ignoran, según denuncia hecha en Las2orillas por su paisano Edgar Artunduaga.  La Corte investiga al bachiller.

En pocos días se ha hablado más del congresista que del famoso embajador de la India que embaucó a medio Neiva haciéndose pasar por diplomático. Hasta el maestro Villamil le gastó bambuco. Macías espera el Villamil que le ponga música a su biografía.

Ver para creer: Con su catilinaria, Macías inauguraba la oposición del Centro Democrático, CD,  al que dijo Uribe.  Los demás opositores Petro, Robledo y Mockus, ojalá con los pantalones arriba, se dedicarán a llenar crucigramas.

Algo aprendieron de Santos porque hasta conejo le pondrán al presidente Duque y a sus electores pues los del CD comenzaron a recular en lo de la consulta anticorrupción que millones y “millonas” votaremos emberracados. 

Como no aspiro a estatua me ratifico en que Santos hizo la tarea. Ningún amigo, enemigo, o pariente hasta el nonagésimo grado de consanguinidad se largó del país huyendo del castrochavismo. Ocho años después de Santos, a los de mi entorno los veo gordos, cacheticolorados, sonrientes, igual o más prósperos. 

Estos días asistimos a otro extraño caso de síndrome de Estocolmo: Congresistas del CD no querían dejar ir a Santos porque tiene jijuemil investigaciones en la Comisión de Acusaciones. Pero el conejo había volado y manejaba carro en Miami donde cambió el desabrido discurso de Macías por nieta, sol y trago.

De Colombia requetesabemos que es un país único. Se aprecia en la insólita oposición a “mi” presidente Duque.  Tenía razón el diplomático alemán que dijo de regreso a Berlín: Cuando llegué, no entendía lo que pasaba aquí. Cuatro años después tampoco entiendo un “cagajo”.

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