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El déficit de árboles
El plan de recuperación de la vegetación tiene que ser una realidad palpable, medible y exigible.
Jueves, 19 de Octubre de 2017

Bogotá ya tiene el dato, cuenta con 1´250.000 árboles, que equivalen a un árbol por cada 6 habitantes, es decir la mitad del promedio que estima la Organización Mundial de la Salud, que es tres habitantes por árbol.

Alcanzar esas metas para muchas ciudades es imposible, pues el proceso de urbanización ha hecho que no se haya tenido en cuenta la reserva de espacios para poder contar con la disponibilidad para que un árbol pueda tener su hábitat en donde sea posible su crecimiento, desarrollo y sostenibilidad. 

Hoy nos encontramos con ciudades más contaminadas, con un aire más impuro, con unas amenazas sobre la salud de la población que preocupan a las autoridades de salud y con un clima que se caracteriza por el recalentamiento en medio del pavimento, del concreto y de la carencia de espacios verdes.

Pero como todo tiene un comienzo, el plan de recuperación de la vegetación tiene que ser una realidad palpable, medible y exigible. Todas las áreas nuevas para el urbanismo, sometidas a aprobación de las autoridades respectivas, deben tener exigencias concretas sobre la reserva de estos espacios, es decir, un árbol por cada tres habitantes.

Pero además, es necesario reestudiar las áreas ya construidas, en donde sea posible, o aprovechar mejor el espacio disponible, o rediseñar lo construido para abrir esos espacios. En esa empresa se pueden comprometer las juntas de acción comunal, las organizaciones cívicas y los organismos gubernamentales, de tal manera que sea dable lograr avances apreciables en esta materia.

Es necesario revisar cuadra por cuadra, e identificar esos espacios para proceder de inmediato, con especies propias del clima, de la calidad de la tierra y en donde medie el compromiso de mantenimiento que se requiere para que se pueda garantizar la vida de la especie plantada.

El compromiso con el medio ambiente tiene que partir de un ánimo irrenunciable y de una capacidad de acción permanente; el rezago es grande, unas ciudades más que otras, pero ninguna cercana a las anheladas metas.

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