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El ‘enlodamiento’ de Ocaña
¿Será que este era el escenario perfecto para los falsos positivos y el escándalo de Odebrecht?
Martes, 12 de Septiembre de 2017

Dos hechos de trascendencia nacional e internacional se han encargado  de  ensuciar el   nombre  de  la  segunda ciudad  de  Norte  de  Santander:  los  asesinatos  selectivos  de jóvenes  traídos  desde  el  municipio  de Soacha,  Cundinamarca,  y los  escándalos por   corrupción protagonizados por  la  constructora  brasileña Odebrecht,  sobre  un  tramo de  la  Ruta  del Sol.

En  ninguno  de  los dos hay  responsabilidad de  personas  nacidas  en  esta  población  del  nororiente  colombiano,  sin embargo,  el  nombre  de  la  ciudad  ha  ocupado  las  primeras  planas  de  revistas y  periódicos,  y  ha  encabezado  los  titulares  de  los  noticieros  de la  radio  y  la  televisión.

Respecto a  los  muchachos engañados y asesinados por militares, muchos nos  preguntamos  las  razones para  escoger a  esta  tierra como  escenario de  una  acción tan  macabra,  los tristes  y famosos “falsos  positivos” , cuyo símbolo es  el cementerio  campesino  de  la vereda Las  Liscas, ubicado  a  menos  de  un  kilómetro  del  campus  de  la  UFPSO, donde fueron sepultados como perros en  un   campo  santo  prácticamente abandonado, cuyos  hechos se  desarrollaron en  el  2008,  en  la  alcaldía  de  Yebrail Hadad Linero.

Si los  trabajos del  tramo  de  la  Ruta  del  Sol estaban  comprendidos entre Río  de  Oro y  Gamarra,  en  el  departamento  del  Cesar,  ¿por qué  razón se  incluyó  el  nombre  de  nuestra Ocaña, así  nos beneficiáramos  con  la  importante obra  vial?

Lo cierto  es  que siempre que  se  mencione el repudiable  caso  de  los  falsos positivos en  el  país,  las  imágenes  de  apoyo que ofrece  la  televisión  nacional  o  mundial  tienen  que  ver  con  el humilde  cementerio de  las  Liscas,  como si Ocaña fuera  el  referente del  cruel  episodio dentro  del  conflicto  colombiano, tal  como sucedió ayer ,  cuando el  reclutador de las  víctimas  de  Soacha  fuera  condenado  a  más  de  cuarenta  años  de  prisión.

¿Cuál será la  impresión o  imagen que  tienen de  Ocaña en  el  resto  de la  nación y en  el  plano internacional ,  luego  del “bombardeo” mediático sobre  los dos deplorables  hechos?, que  nosotros somos unos  matones desalmados o que somos de  las  personas  más  corruptas  del  planeta.

¿Y qué se  ha  hecho  para  demostrar que los asesinatos  de los jóvenes confundidos con  guerrilleros no  solo ocurrieron  en este  municipio y que quienes   se  robaron la  plata  del  megaproyecto vial no son  de  esta  región?

Con tristeza  y  resignación debemos  aceptar que…nada. A los  mandatarios que sucedieron  a Haddad Linero,  incluyéndolo a  él, no se  les ocurrió alguna estrategia publicitaria o turística para  cambiarle la  cara a Ocaña.

Todo lo  contrario, a los  paisanos que intentaron regresar  a  su  terruño  para  pasar  los  últimos días  de  sus  vidas,  les  tocó  regresar a las  ciudades donde se  desarrollaron  profesional  y  laboralmente,  porque  no  soportaron   el  desorden  y  la  anarquía que  reina en la  que  otrora fuera   su  cuna  tranquila y  pacífica.

La  industria del  cemento está  arrasando   con los  testimonios  coloniales y  destruyendo  los  pocos  bosques y los escasos humedales que se  resistían al  progreso.

El  aire  fresco y  puro  que  bajaba de las  montañas aledañas  a  Pueblo Nuevo fue  contaminado por  el  creciente aumento de carros y motocicletas que amenazan  con colapsar las escasas calles y carreras de la  que  sigue  siendo  nuestra  ciudad.      

¿Será que este era el escenario perfecto para los falsos positivos y el escándalo de Odebrecht?  

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