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El hermano Caín
¿Pero dónde estaban los partidos tradicionales? 
Viernes, 25 de Mayo de 2018

No hubo  ni va a haber sorpresas porque las encuestas, que siempre he considerado son manipuladas con claros intereses políticos, registraron las simpatías del electorado con respecto al cúmulo de aspirantes al Solio de Bolívar, con un primer lugar para el protegido y ahijado del hombre ‘’milagroso’’, el expresidente Alvaro Uribe, quien dividió el país en dos grupos irreconciliables y tan distantes como el agua y el aceite: una peligrosa derecha y una izquierda peor de azarosa.  

¿Pero dónde estaban los partidos tradicionales? Gracias a constantes errores, a sus pecados, a la falta de verdaderos dirigentes, las colectividades históricas mostraron el final que les espera luego de dos siglos de existencia: nada menos que la desaparición en las procelosas aguas de la corrupción, la ineptitud, la ausencia de caudillos y la torpeza de sus jefecillos, dedicados a conseguir puestos, comer mermelada y proteger a sus ahijados o a los socios de sus hijos e, Inclusive, a organizar campañas para sus delfines.

Mala cosa porque nos embarcamos en una nave, similar al Titanic, que nos puede llevar a tragedia anunciada: un régimen dictatorial de uno de los extremos en que estamos  divididos. Ninguno de los cuales es bueno para la criticada democracia en que hemos vivido desde los lejanos días de la ‘’patria boba’’ y que algunos quieren acabar para reemplazarla por una dictadura. ¡Hágame el favor!

En las catástrofes hay que buscar responsables. Entonces, ¿quiénes son los culpables de la debacle? Son tantos que no se puede nombrar a todos, por el peligro de que me demanden por calumnia. Por el lado conservador, la desaparición de jefes como Laureano, Alzate y Ospina, reemplazados por un insaboro Belisario, atacado por mal con nombre alemán. Y el partido liberal en manos de exmandatario, quien sucedió al autor de  la derrota del expresidente López Michelsen y sin las luces de jefes como Gaitán.  Pero el peor error fue el absurdo enfrentamiento entre dos personajes sin votos que hicieron desperdiciar cuarenta mil millones de pesos en consulta cuyo resultado vaticinamos. 

Rojos y azules cayeron en manos de audaces parlamentarios que solo buscaban su lucro personal y la obtención de negocios con el Estado, para meter la mano y la pata. Los medios de comunicación también tuvieron participación en el naufragio, agravado por la timidez del presidente Santos para responder los ataques de su peor enemigo. En fin, somos muchos los culpables, incluyendo quienes respaldamos en las urnas a personajes de segunda categoría. Fuimos tan causantes del fracaso como el hermano Caín, que cometió el primer crimen de la historia. La historia no nos absolverá.   GPT

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