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Columnistas
El hospital Erasmo Meoz
Existen dos posiciones en la norma respecto a las actuaciones del director.
Jueves, 21 de Febrero de 2019

Conozco como el más el funcionamiento del hospital desde sus orígenes como quiera que laboré por espacio de 10 años en el mismo como auditor fiscal de la Contraloría General de la República, acompañando a los directores científicos, Eduardo Benítez, Carlos Emilio Ramírez Montoya, Dr. Barrios, Dr. Chacón, quienes administraron el principal centro hospitalario del Norte de Santander, como siempre, con afujías económicas pero con pulcritud. Conocí en esa época al hoy director Juan Agustín Ramírez Montoya que laboraba como médico pediatra del mismo, naciendo una amistad inquebrantable hasta la fecha. Tin, como le dicen cariñosamente, demostró  ser un amigo sincero, sensible ante el dolor humano, honesto en sus apreciaciones, abundante de principios y valores inculcados desde el seno del hogar por sus padres. Su padre Juan Agustín Ramírez Calderón rigió los destinos de la ciudad como alcalde de Cúcuta. Ese mismo pensamiento renovado en sus conceptos los ha mantenido. Por mis ímpetus juveniles, en esa época de auditor, cacé la pelea con la asociación de anestesiólogos del hospital, no en el campo jurídico sino en el público, dando como resultado que la pita se reventara por lo más delgado, declarándose mi insubsistencia por parte del contralor General de la República. Traigo a colación esta breve historia, porque cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, cuando el asesor de control interno del centro hospitalario ventila públicamente una investigación contra el director Juan Agustín, que según él, ya fue puesta en conocimiento de las autoridades correspondientes. Deben ser las autoridades respectivas a las que les corresponde definir la queja presentada por el susodicho asesor y no crear tempestades que generan incertidumbre en los estamentos allegados al hospital. El actual director, lo reconocen tirios y troyanos, rescató a la institución de un caos financiero, organizacional y de gestión que la venía azotando por varios lustros. La tenían postrada y en menos de 5 años el doctor Juan Agustín la sacó a flote a pesar de que a nivel nacional la mayoría de instituciones hospitalarias se encuentran en déficit y nuestro hospital por el problema fronterizo afronta una demanda inusitada de servicios para la población venezolana. Existen dos posiciones en la norma respecto a las actuaciones del director: una la de la Constitución en general y la otra la de la Ley 80 de contratación administrativa en forma particular. Sin más demora para beneficio de la ciudadanía cucuteña que respeta y quiere su centro hospitalario y de la misma manera reconoce los esfuerzos de su actual director, debe definir prontamente si existe mérito o no para que se le abra una investigación preliminar  al doctor Juan Agustín. Y dejemos el sensacionalismo. 

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