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¿El rugir de la guerra?
Hay , entre niños,  jóvenes y adultos , amantes de los juegos bélicos, pero los virtuales.
Martes, 30 de Octubre de 2018

El mediodía del  sábado  pasado perdurará en  la  memoria de  muchos  ocañeros luego del ´desfile´ de  dos viejos aviones  de  guerra, ´kafires´, el  que  posiblemente hacía  parte  de  la  avanzada  presidencial,  en  vísperas de  la  visita del mandatario de  los  colombianos Iván  Duque Márquez.

Para  muchos,  fueron  quince  minutos llenos de terror  y  desconcierto ,  por el  ruido  horrendo que  se  desprendía  de  las  veloces  naves,  que  varias  veces atravesaron  la  ciudad,  de sur  a  norte.

Mientras  que  para  los niños  y  jóvenes  representó  un  espectáculo marcial y  una  demostración  de  destreza por  parte  de  los  pilotos,  para los  adultos ,  todo  lo  contrario: solo  esperaban explosiones en los  pocos edificios y en  los virtuales centros  industriales de  la segunda ciudad  de  Norte  de Santander.

Los  episodios catastróficos de  la  segunda  guerra  mundial,  observados en  documentales o  en  películas, fueron  adaptados a  una  supuesta  confrontación  bélica con los  hermanos  o  vecinos  venezolanos.

El show  aéreo, para  algunos  jóvenes amantes  de  la  adrenalina,  o la  tortura  sicológica, para gran  parte  de  la  ciudadanía,  se  repitió en  menor  escala el  domingo  siguiente, como  preámbulo del  arribo  del  presidente Duque,  y entre  unos y  otros,  quedaron  muchas  inquietudes: ¿cuál fue el  propósito?

La  parada  militar y  los  anuncios del  gobernante de  Colombia  en  el  estadio  Hermides  Padilla,  no  sorprendieron  a  los millares de asistentes : cinco mil  hombres muy  bien  entrenados y  armados  para pacificar  la  convulsionada  zona  del Catatumbo y por  ahora,  cero promesas para comenzar  a  superar los inmensos  problemas de  sus  sufridos   habitantes.

Las  ofensivas de  soldados  y  policías contra los  guerrilleros y  narcotraficantes provocarán desplazamientos  masivos y  seguramente Ocaña  será  el  centro  de  recepción,  sin  que  se  haya  hecho  ningún  anuncio  por  parte de  la  comitiva  presidencia para mitigar la  superpoblación  de  la  ciudad,  amén de  los centenares  de  venezolanos  que  seguirán llegando.

Las difíciles relaciones  diplomáticas del  actual  gobierno  nacional  con el  de la República Bolivariana  de  Venezuela, despiertan  muchos  temores entre los  ocañeros. Con  lo ocurrido el fin  de  semana  pasado, muchos  pesimistas no  descartan una  confrontación  armada y  dada  la  proximidad con la  nación vecina,  se  imaginan  el  cielo lleno  de  aeronaves modernas ametrallando o  bombardeando  a la  ciudad.

Hay ,  entre niños,  jóvenes  y adultos , amantes  de  los  juegos bélicos,  pero  los  virtuales, y   entre  ellos  no  se  pueden  descartar a  quienes  le gusta  la  guerra real,  y  ellos lo  han  demostrado en  las  últimas elecciones  ,  plebiscitos o  consultas,  incluso,  sin  ser  soldados, dicen  que  serían  felices vestirse  de  camuflado y  portar los  fusiles.

No quiero ,  siquiera, suponerme la  destrucción,  desolación y   devastación  de  seres  humanos,  entre  ellos familiares  y  amigos, o la   fila  interminable  de  personas  huyendo del  estruendo y  del  fuego calcinante en los edificios y  casonas.

Como  ocurrió  con  los judíos  en  Alemania, se  imaginan buscando como  ratas a  los  venezolanos en  nuestro  territorio o  a los connacionales en suelo  venezolano?. Atrás  quedaría  la  historia  emancipadora de España,  cuando colombianos  y  venezolanos se  unieron y  lucharon  para expulsar  a  los invasores  europeos.

El ruido estruendoso de  los  aviones que recorrieron en  varias  oportunidades el  cielo ocañero provocó histeria, estrés y terror en  la  ciudadanía, y hay  en  la  región fanáticos de la  violencia, que no  entienden los  avisos del  rugir de  la  guerra

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