La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
¿En qué estaremos para la novena?
En ese momento estaremos molestos con los especuladores, especialmente de alimentos.
Jueves, 9 de Abril de 2020

La noche de velitas en diciembre será diferente. No habrá ríos de gente y los mayores seguirán aislados. La celebración será interna, con la familia acostumbrada a estar junta pero alejada de otras. Menos risas, más fatiga emocional, dieta contra los kilos de la cuarentena. Y ojalá nos acordemos todavía de nuestros soldados, policías, médicos y personal de salud! Los adultos estarán trabajando, aunque no todos y las condiciones habrán cambiado: más espacio en el bus, en la oficina, en la fábrica y en los mostradores; más controles a la buena salud; probablemente estará embolatado el aumento del 2021, para poder recuperar el primer semestre, y los subsidios tendrán que mantenerse. Los niños y los jóvenes habrán vuelto a escuelas y universidades, pero sin poder visitar a sus abuelos. El rebusque reverdecerá. El sistema de salud habrá sobrevivido en cuidados intermedios y con necesidad de una reingeniería completa después de nuestros muertos. Los bancos habrán pasado el bache maltrechos pero sólidos, con un Banrepública tranquilo por haber cumplido su oficio de dar estabilidad de última instancia; muchas deudas estarán refinanciadas y el ingreso de los que vuelven a trabajar se dedicará en mayor proporción a atenderlas. 

En ese momento estaremos molestos con los especuladores, especialmente de alimentos. La seguridad urbana se habrá deteriorado y el malestar social es probable que haya regresado; los migrantes de Venezuela que ya teníamos, habrán sido atendidos debidamente; los nuevos, aunque menos, serán más agresivos e inconformes y la presión para de salir de su país será cada vez mayor; el régimen, aunque cayera Maduro, no será el de un vecino tranquilo y en reconstrucción;  será uno sin todo el control, que ayuda a exFarc y ELN, apoyado en la corrupción y el narco; si avanza el cambio en Venezuela, será después de amenazarnos y atacarnos para incitar a una confrontación donde estaríamos solos, sin nadie que venga a ayudarnos; por eso hay que reabrir canales bilaterales ya. 

El panorama regional no será alentador: Argentina sin virus pero quebrada; Brasil con virus y quebrado; Bolivia sin virus y sin gobierno; Chile reinventándose en medio de su eterna lucha entre derecha e izquierda; México con AMLO desprestigiado y sin capacidad para reconducirlo. Trump le ha apostado su capital electoral a que la pandemia pasará antes de noviembre y a que su liderazgo aguantará, a pesar de los miles de muertos que habrá enterrado; si sobreaguó y es reelegido, las tensiones en la región serán mayores, especialmente en Venezuela y en la frontera del Río Grande; pero si no se mantiene, una presidencia demócrata será más favorable al cambio  en lo económico, medioambiental, social, científico, fiscal, geopolítico; Joe Biden sería un buen compañero de la región para esta nueva era de transformaciones  hacia mayor equidad, modernidad y sostenibilidad. Europa y el Reino Unido, arrepentidos, habrán perdido importancia relativa y China la habrá ganado. Las redes sociales, ya reinas a principio del año, serán la herramienta para remplazar el contacto social. 

El petróleo sigue siendo una incógnita: el camino de los combustibles fósiles no está despejado, con una opinión pública mayoritariamente favorable a pagar más por el tránsito a lo eléctrico y renovable; EEUU es un productor autosuficiente de petróleo, pero resulta costoso cuando Arabia Saudita y Rusia abren el grifo y caen los precios; acuerdos de estos protagonistas pueden verse este año, pero no detienen la carrera por las energías renovables y el consumo eléctrico. La energía y la estabilidad fiscal de Colombia dependerá de que decidamos, de verdad, hacer muchas pequeñas y grandes centrales hídricas y fincas eólicas y solares; deberemos administrar el petróleo remanente de la mejor manera, sin matar a Ecopetrol, que seguirá siendo por un tiempo largo fuente de recuperación.

Cuando llegue diciembre, el país habrá comprobado que puede confiar en su campo y en sus productores rurales; que el apoyo y la transformación de ese sector no son caprichos de los acuerdos de paz, sino un interés nacional estratégico; nuestro campo, en medio de su atraso, nos abasteció bien durante la crisis a pesar de que lo abandonamos en el camino de nuestro progreso general. 

Cuando empiece la novena de aguinaldos tendremos un Iván Duque fortalecido, mandando él, pero con poca capacidad de hacer mucho más que llegar al 22 sin otros sobresaltos, con la escudilla vacía. En la crisis se le vio presente, al pié de su nación, bien asesorado y comunicando sin cesar. Como dicen los gozos, “mostró fuerte brazo”. Puede dedicar un tiempo importante del final de gobierno, a nuestra recuperación y participar en la de nuestros socios. 

Que esta crisis nos sirva para redescubrir lo mejor de la nación; que nos una para participar en el cambio que la naturaleza ordena y que Colombia puede ayudar a liderar, si nos miramos y  tratamos con respeto y con conciencia de la potencia regional que, unidos, podemos ser.

Temas del Día