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¿Es tan complicado entenderlo?
La mayoría de esos vendedores con esa venta callejera...
Miércoles, 29 de Enero de 2020

Cuando no habían pasado ni cinco días de su mandato, Jairo Yáñez se propuso atender una problemática presente en todas las ciudades de Colombia: la ocupación del espacio público por parte de vendedores ambulantes. Esta problemática en nuestra ciudad es crónica, y al nivel de caos en los pasados días decembrinos. 

Quizá nadie, residente o visitante, se ha salvado de padecerla. Son aproximadamente cuatro cuadras a la redonda que concentran a miles de vendedores ambulantes. En algunos sectores están tan apiñados que los transeúntes no tienen otra alternativa que lanzarse a la calle a sortear vehículos para poder movilizarse. Y los conductores, si no pueden hacer nada, no tienen otra alternativa que armarse de infinita paciencia (aunque, algunos da la impresión que quisieran pasar por encima del vehículo que está delante de ellos) para salir de ese cuello de botella. 

La mayoría de esos vendedores con esa venta callejera, con la que lleva hasta décadas, ha sacado la familia adelante; lo máximo que habrá hecho es cambiar de andén y ampliar la gama de productos que ofrece. Las administraciones municipales vienen y van y los vendedores no solo siguen ocupando el espacio público sino que aumentan su número. 

Como lo reveló este diario hace algunos días, los que ocupaban las calles aledañas al parque Santander, ahora ocupan otras calles. Inmediatamente abandone la policía los controles, volverán al lugar que ocupaban antes del primero de febrero. Es más probable de que el alcalde y la policía se cansen de correr, mediante la fuerza o la persuasión,  a los vendedores que estos en desistir de trabajar en un andén del centro de la ciudad. 

Y la razón de por qué los vendedores siempre vuelven es una, y no se necesita ser un genio para deducirla: no tienen otra fuente de ingresos y mucho menos otras opciones laborales a las que saltar. En otras palabras, los vendedores no abarrotan las calles por gusto propio, sino empujados por la necesidad. 
 
Las intenciones del nuevo mandatario las aplaudo: mejorar y embellecer la cara de la ciudad. Pero debe entender que la estrategia de las anteriores administraciones, correrlos con la policía, es un rotundo fracaso. Deben generarse e implementarse políticas económicas viables y sostenibles en el tiempo a las que estos más de diez mil vendedores puedan cambiarse. 

Si Jairo Yáñez no logra comprender esto y se empecina en el uso de la fuerza, su mandato en el tema del espacio público seguirá el destino de sus predecesores, el fracaso y el inevitable distanciamiento de una gran parte de la clase trabajadora de la ciudad. Como ingeniero, debería tener siempre presente una frase que en Facebook equívocamente atribuyen a uno de los máximos referentes en los temas de la física, Albert Einstein, “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”. Si quiere tener probabilidades de éxito en mejorar la apariencia del centro de la ciudad, que intente otra solución.

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