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La dureza de la inmigración
La única manera de erradicar esa hecatombe es propiciando la salida de los delincuentes que se apoderaron del poder venezolano.
Sábado, 17 de Agosto de 2019

Hace unos días pasé por la tienda de Antonio Mojica situada en la esquina de la calle once con avenida segunda, una especie de atalaya desde donde él mira el transcurrir de la ciudad resguardado detrás de algún periódico, y me reclamó por qué no se ha dado una solución eficaz para el grave problema de la llegada indiscriminada de venezolanos a Cúcuta. 

Nada más difícil que resolver esa tragedia. En Colombia se han dictado medidas y emprendido acciones para mitigarla, pero por su magnitud son claramente insuficientes y es preciso examinar con serenidad el fenómeno.

Lo primero es considerar que estamos ubicados en la frontera sujetos a los vaivenes de lo que ocurra en uno y otro país, algunas veces para bien y otras para mal. Durante el devenir de la vida republicana de Colombia y Venezuela la migración se ha dado en uno u otro sentido bien sea como consecuencia de hechos políticos o por razón de las contingencias económicas. Y, casi siempre, con la indiferencia de los poderes centrales.

Ahora bien, lo que está ocurriendo es el resultado del desastre que produjo en Venezuela el régimen chavista durante veinte años de demagogia y corrupción ante la mirada atónita e impasible del mundo entero. Y, lo más repudiable, es que se ha dado con el apoyo de Cuba y de grupos criminales que se apoderaron de su territorio. 

Si el gobierno bolivariano se quedó sin muchos de sus ingresos por la ruina que produjo en PDVSA y disminuyó drásticamente la producción petrolera; por el embargo de su empresa refinadora CITGO radicada en Estados Unidos; por la destrucción del aparato productivo del país; por la emigración de los mejores profesionales, ¿cuáles son los recursos con los que sobrevive hoy el gobierno de Maduro?. La respuesta es elemental: Ese régimen facineroso vive del narcotráfico. 

Y no es improbable que la emigración de sus habitantes acosados por las necesidades sea propiciada por los jerarcas del Socialismo del Siglo XXI, como otra estrategia ideada por Cuba para deshacerse de la carga social de un pueblo empobrecido, y para fastidiar a sus vecinos. En la mente de unos gobernantes rufianes todo cabe.

Y, en definitiva, ¿qué se puede hacer? Es natural que en esa horda de desplazados llegue toda clase de individuos, algunos buscando refugio, otros de paso y, los demás, delincuentes que vienen a cometer toda clase de delitos en la frontera. 

La primera acción que se viene ejecutando es controlar policivamente a esa población flotante. Por otra parte, es preciso auxiliar a las familias necesitadas, muchas de las cuales son de origen colombiano que pasaron a Venezuela en busca de un mejor porvenir cuando las condiciones de vida aquí eran deplorables. 

Pero la única manera de erradicar esa hecatombe es propiciando la salida de los delincuentes que se apoderaron del poder venezolano, y que se han enriquecido en unas sumas de millones de dólares difíciles de contabilizar, a costa de la miseria de su pueblo. 

ramirezperez2000@yahoo.com.mx

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