La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
La época de la solidaridad y los compadrazgos
Como muestra de gratitud y respeto por el obispo Sarmiento Peralta, aceptaron bautizar el barrio Juan XXIII, en honor al Papa de ese tiempo.
Martes, 10 de Julio de 2018

El ejemplo que nos dieron los fundadores del populoso barrio de Juan XXIII podría servir para que las nuevas generaciones que habitan y dirigen a la ciudad, reflexionaran y recapacitaran sobre los males que impiden una convivencia pacífica de los ocañeros.

Transcurridos 55 años de la fundación del importante sector, la mayoría de sus gestores, que entre otras cosas son compadres entre sí, conservan la amistad, el compañerismo y la solidaridad, elementos o valores que fueron decisivos para alcanzar la meta de tener sus casas propias.

El sábado pasado, los ´colonos´ que sobreviven celebraron de manera comunitaria y familiar el cumpleaños de uno de sus colegas. Los 90 almanaques de don Luis Eduardo Yaruro Carrascal, quien fue el encargado de transportar en la entonces “volqueta del obispo” los materiales para construir las viviendas de casi cincuenta familias, y posteriormente, quien también realizó los trasteos desde diferentes  puntos de Ocaña para estrenar las casas sin piso y sin servicios públicos.

Cansado de conducir camiones, volquetas y taxis, y de recorrer casi todo el país, a través de carreteras destapadas, y de abandonar el timón o la cabrilla, como se llamaba antiguamente, lo pensionaron sus cuatro descendientes, prestantes profesionales que residen en Cúcuta, y a quienes logró educar a punta de verraquera y sacrificios económicos.

La singular fiesta no la realizaron sus hijos y nietos en el salón de algún club social sino en las propias calles del barrio, al ritmo de una animada papayera que amenizó el recorrido de una chiva por el barrio con el cumpleañero rodeados de sus familiares y sus numerosos compadres y ahijados.

Dentro de los puntos desarrollados  en el singular evento, expusieron en un video la vida y obra del protagonista y  a la vez mostraron la génesis del barrio, que comenzó a poblarse a finales de la década del 50 mediante algunas invasiones pero que se formalizó con la gestión de los integrantes de la Hermandad de Jesús Nazareno y que contó con el apoyo del primer obispo de la Diócesis de Ocaña, monseñor Rafael Sarmiento Peralta, quien conmovió a la dueña de terreno de casi dos hectáreas y media, doña Consuelo Navarro de Villamizar, para que lo donara.

Las primeras cincuenta familias que en 1963 empezaron a levantar sus techos estaban conformadas por nazarenos y el gremio de albañiles y maestros de construcción. Entre todos lograron alzar las paredes y techar las viviendas y para ello adquirieron un préstamo con el Instituto de Crédito Territorial por cinco mil pesos, el que cada uno de los beneficiarios debía pagar mensualmente 43 pesos con tres centavos durante quince años.

Gracias a la labor comunitaria dirigida por la primera junta de acción comunal, alcanzaron a embaldosar los pisos y a dotar las casas de los servicios de acueducto, alcantarillado y energía eléctrica. 

Como muestra de gratitud y respeto por el obispo Sarmiento Peralta, aceptaron bautizar el barrio Juan XXIII, en honor al Papa de ese tiempo.

La unión, la comprensión y el aprecio entre los fundadores del barrio se ha sostenido hasta la extinción de sus vidas, pero se ha prolongado en sus descendientes. Vale la pena recordar y reconocer a los exponentes de tantos valores humanos : Víctor Acosta, José López, Alirio Márquez, Antonio Torrado, Julio Urón, Vicente Angarita, Ramón Ovidio Navarro , Neftalí Manzano, y por supuesto Luis Yaruro, entre tantos.

Si los habitantes de esta ciudad, los nuevos, hubiesen conocido historias como las de los forjadores del dinámico y unido barrio que está localizado en el occidente de Ocaña, hoy no tendríamos que padecer los nocivos efectos de la indisciplina social, la anarquía y la carencia de pertenencia.

Mientras los actuales gobernantes o los que vengan , trazan las estrategias para resolver los graves problemas de inseguridad, movilidad y drogadicción, por encima de los adelantos tecnológicos y la globalización, que sigamos en los distintos barrios conviviendo con solidaridad, entre vecinos  y compadres, como en Juan XXIII.   

Temas del Día