La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
La fuerza de la vocación
Toda transformación implica un cambio.
Lunes, 29 de Junio de 2020

Es común ver jóvenes que estudian una carrera por complacer a sus padres y luego estudian lo que realmente deseaban, como también es frecuente ver estudiantes que a mitad de camino se retiran de la carrera universitaria que emprendieron porque equivocaron la elección y comienzan el estudio de lo que realmente anhelaban.

Pero hay otros casos muy dicientes, que afloran con el transcurrir del tiempo.

En un libro que publicó hace algunos años el exministro Felio Andrade Manrique sobre su padre, Luis Ignacio Andrade Díaz, abunda en detalles sobre el cambio trascendental en la vida de su progenitor, quien fue ministro de Obras Públicas durante el gobierno de Mariano Ospina Pérez, y de Gobierno, en la administración de Roberto Urdaneta Arbeláez. A su hijo, Felio Andrade Manrique, lo recuerdo como ministro de Justicia en el gobierno de Julio César Turbay Ayala.

El viernes 9 de abril de 1948, día del sacrificio de Jorge Eliécer Gaitán, don Luis Ignacio Andrade se enteró de que su esposa, doña Felisa Manrique, tenía cáncer, e hizo una promesa que cumplió al pie de la letra.

Al fallecer doña Felisa en 1956, su esposo Luis Ignacio Andrade sepultó su brillante carrera política, que pretendía culminar con una candidatura presidencial apoyada por Laureano Gómez, pero prefirió hacer tránsito de ministro de Estado a ministro de Dios o de la tribuna al púlpito, hasta 1966, cuando falleció. De pronto era una vocación recóndita y reprimida que, llegado el momento, brotó, impulsada por su formación rosarista en filosofía. En los últimos años en la región caribe ha tenido resonancia el caso del joven médico Héctor Zuleta, hijo de “Poncho” Zuleta y nieto del “viejo” Emiliano Zuleta. Con una carrera brillante en la música, avalada por su talento innato y su apellido célebre, con varias grabaciones exitosas circulando, con el título de ganador del Festival Francisco el Hombre, con presentaciones públicas al lado de su padre y un porvenir garantizado en el ámbito musical, llegó el día en que no aguantó más, dijo que ya era suficiente, que no cantaría más música mundana y se declaró “cristiano”, tan solo que declara públicamente que no es un cristiano aburrido. Ahora en sus presentaciones públicas dice repetidamente: ¡Amén!, que “El mayor gozo lo tenemos los hijos de Dios”, “Sigo cantando todos los ritmos porque la música es del Señor, la música es del cielo, que el enemigo se la ha llevado para otro lado para pervertirla, ese es otro cuento”, “Yo no soy partidario de los cristianos amargados”, dando a entender que él sigue con su música, pero a su manera. En YouTube se hallan varios videos sobre este proceso de Zuleta, titulados: Homenaje A Héctor Zuleta - La Despedida, Impacto con Sergio García - La despedida de Héctor Zuleta, Héctor Zuleta y Luis José Villa - Entrevista “Pregunta Yamid” de CM&, Héctor Arturo Zuleta en Riohacha Iglesia vida de fe. En fin, es otra vocación reprimida que cuando dio punto hizo eclosión, y hay que respetarla porque fue su decisión.

Temas del Día