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Miserias de la tecnología
Lo que era algo insólito tiempos atrás, no más ahora es algo que se estila en la vida social y política.
Jueves, 27 de Diciembre de 2018

En el recorrido turbulento de la vida colombiana la palabra chuzada adquiere definiciones políticas cercanas a procedimientos gansteriles. Se invade la privacidad para hacerse a información exclusiva de personas que hacen de los medios electrónicos la vía rápida para su quehacer. Lo que era algo insólito tiempos atrás, no más ahora es algo que se estila en la vida social y política. En las guerras sin cuartel por el poder todos los procedimientos son válidos. Este de las chuzadas algo que permite una rica información para que el que la obtiene tenga un medio eficaz de ataque. Ahora en éste mundo corrupto al que Colombia no escapa se volvieron de la vida cotidiana los escándalos. Personajes y entidades son interceptados mientras al otro lado  habla desprevenidamente de sus planes y fechorías. Entonces vienen todas las explicaciones, las pruebas que se inventan para tratar de desvirtuar la conversación. Nadie parece escapar a ésta política podrida. Presidentes, ministros, altos y medianos funcionarios, atacan y contra atacan para tratar de incriminar o de evadir lo que le ha sido grabado. Las empresas de carácter mafioso que se montan para una clientela están en cualquier parte con sofisticados o rudimentarios aparatos de trabajo. 

El mismo Estado en aras de recaudar pruebas, muchas de compromiso político, penetra con su sofisticada maquinaria electrónica. Así descubren empresas criminales que asustan con compromiso de personas que hasta el momento gozan de la presunción de ser honradas. Estremece el descubrimiento de organizaciones criminales que se pasean por el parlamento, por la administración pública,  por el mundo social, sin pudor. Cuando son descubiertas inventan miles de explicaciones creyendo que la ingenuidad llega a la estupidez. 

Lo cierto es que éste es el medio de actuar en un mundo sucio en que todo es posible dada la rapidez de las comunicaciones, del asombroso avance de la tecnología, y del uso  indecente que se le da. El hombre se encargó de destruir su privacidad y la felicidad que supone vivir sin que el inventario malsano busque cuentas perversas donde no las hay. La gente quiere hablar,  quiere mostrar lo que es,  y así se lanza insanamente por las redes sociales para contar lo que no debe contar, lo que pertenece a su refugio personal y de los suyos. Ahora es normal ver en las redes sociales todo los menajos que conducen y llevan a la descomposición. Lo que se está viendo no puede ser algo atribuible a sociedades decentes. Los avances de la civilización se convierten en un retroceso espiritual. El hombre entregado en cuerpo y alma a unos aparatos  que lo indisponen ante sus semejantes sino se sabe hacer uso de ellos.  Pareciera que la ciencia mal utilizada lleva al caos y al desbarajuste de la vida humana. Lo más grave es que nadie parece  darse cuenta. Cree que los aparaticos que los deslumbran son la panacea para su aislamiento y mediocridad. Quiere ser invitado al banquete de lo superficial y entones las redes lanzan los mensajes anunciando que quieren participar. La vida íntima es manejada como lo quieren los dueños del poder. Hoy las cámaras están instaladas por todas partes. Las redes son universales. La electrónica descaradamente penetra en la privacidad. El Gran Ojo, que todo lo mira y que todo lo observa ya no es de ciencia ficción sino la gran realidad de nuestro tiempo. Parece ser un Dios terrenal que todo lo sabe y que todo lo ve para ordenar y manipular despues lo que queda de vida real. El hombre cree que está en el mejor de los mundos. Abstraído por las ilusiones que le brindan los aparatejos por los que vendió su alma. La ciencia algo para manipular. Pierde su condición de ser emisaria de luces y avances para el porvenir. En el aparente esplendor de hoy se está tejiendo una tragedia. Las chuzadas,  parte de un todo miserable.  

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