La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
Pasen la frontera
Frases como la del castro chavismo pueden ser recurso oportuno en una campaña electoral.
Domingo, 3 de Junio de 2018

En un país en el que los partidos políticos dejaron de existir, en un país en el que sólo existen agencias electorales, en un país en el que no hay conductores políticos de respeto, en un país en el que la filosofía política es cosa del pasado, en un país en el que los debates electorales se mueven al ritmo del dinero, de lo trivial, del chisme, de la falacia, frases en las que se hace  hincapié  los peligros del castro chavismo, en  las miserias del pueblo venezolano, hacen carrera fácilmente y sirven para ganar una elecciones. 

Es lo que acaba de suceder en el debate electoral reciente. Este argumento fue fundamental y casi decisivo al decidir los electores el candidato de su preferencia. Hizo carrera y en cualquier sitio o lugar el argumento se hacía sentir. Hombres y mujeres estaban y están convencidos de que en Venezuela la situación es caótica.

No  se espera nada bueno para los tiempos sucesivos. El colombiano vecino no quiere verse en esta situación de miedo y entonces se aferra a frases como las que se comentan, que tienen más fuerza que un argumento filosófico o que una posición política digna. Es el mundo de las frases  que se convierte en lo ideal para dirimir las contradicciones que se puedan tener con el rival. En fin es el mundo de las “chimbadas”.

Frases como la del castro chavismo pueden ser recurso oportuno en una campaña electoral. Pasada ésta hay que aterrizar para decir que vientos de odio no pueden venir sobre Colombia y Venezuela. Estos son países que se quiera o no están unidos histórica y geográficamente, imponiéndose una verdadera fraternidad que lleve al progreso y a la superación de los estigmas que parecen ofenderla. El ir y venir de estos dos pueblos no es una casualidad.

Esta enraizado   en verdades inobjetable. Por esto tiempos bélicos no pueden pensarse ni siquiera. Colombia no puede prestarse  a compromisos internacionales que pretendan debilitar lo que lo une con Venezuela. Quizá lo que se diga de un derrocamiento  del actual gobierno venezolano no puede pasar por juegos militares en el que todos pierden, así se diga lo contrario. Los países suramericanos no pueden prestarse a dirimir con belicismos absurdos lo que puede arreglarse por las vías del dialogo y las buenas maneras. Bien lo saben los que manejan estas cosas que una agresión militar a Venezuela sería una victoria pírrica.

El triunfo que se reclamaría seria sobre cientos de muertos y odios irreconciliables. En esto no se puede engañar nadie. El futuro sería un polvorín en América. Lo que no  se quiere 
En un eventual e  imposible enfrentamiento San José de Cúcuta sería una gran perdedora. La ciudad terminaría de acabarse. No es dable imaginarse a este pueblo sitiado y acosado  por fuerzas hostiles. Quien así lo piensa no es colombiano ni es cucuteño. Serían solo alucinaciones de los que creen que todo es soplar y hacer botellas. Pensar que Mambrú se va a la guerra  y que todo puede ser fácil no cabe en mentes razonables. Entonces volver sobre la reconciliación, dejar atrás las malquerencias, los gobernantes venezolanos poner los pies en el suelo y Colombia colaborar, es lo deseable.   Pensar que porque a Colombia la ingresaron a la OTAN la hace la última Coca-Cola del desierto es algo risible. Detrás de todo esto no hay nada bueno y es mejor entonces pensar en la paz con los vecinos que prestarse a las locuras del belicismo.  

Temas del Día