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Columnistas
Por los museos
El museo Antón García de Bonilla ha sido entregado, mediante un proceso de selección, a una entidad bogotana, completamente ajena la ciudad.
Lunes, 11 de Marzo de 2019

Fue en septiembre del año pasado cuando en esta columna alertamos sobre el despojo arbitrario de la sede que la Academia de Historia de Norte de Santander  tenía -o tiene, no sé- en la Casa natal del general Santander, en Villa del Rosario, por una aparente “ocupación de hecho” y con una supuesta “orden terminante” del ministerio de Cultura que nunca nos enseñaron.

Ahora el turno le correspondió a la Academia de Historia de Ocaña, no en el sentido que la hayan despojado de su sede natural, ubicada en el Complejo Histórico de la Gran Convención, lo cual es imposible porque le fue asignada por ley de la República, la No. 10 de 1977, y hasta allá no llegan los tentáculos de quienes en Cúcuta se atroparon contra la Academia de Historia.

Sucede, como lo manifiesta el doctor Luis Eduardo Páez García, presidente de la Academia de Historia de Ocaña, que para el año 2003 Ocaña no tenía museos, y fueron la Academia de Historia y la Asociación “Juan C. Pacheco”, en calidad de Vigías del patrimonio cultural de la ciudad de los Caro, quienes en armonía con funcionarias de la Red Nacional de Museos, procedieron a crearlos y, desde entonces, la Academia de Historia los viene administrando eficazmente.

Con el apoyo de la Nación, el departamento y el municipio lograron mejorar la infraestructura y restaurar colecciones, lo que generó un flujo turístico significativo. Además, estos museos son el lugar idóneo para investigadores propios y extraños en áreas como la arquitectura, la historia y el arte, en lo que las ciudades coloniales, como Ocaña, son poseedoras de estas joyas que tienen que perdurar.

Pero hace algún tiempo negros nubarrones asomaron en el firmamento ocañero cuando se filtró la noticia que el ministerio de Cultura pretendía, contra la voluntad de sus legítimos dueños, llamémoslos así, involucrar los museos de Ocaña en los programas de Alianzas Público Privadas -APP-, a lo cual se opuso enérgicamente y con argumentos sólidos el doctor Luis Eduardo Páez García en el Encuentro de Museos verificado en 2018 en Bogotá. ¿Por qué? Porque ello, en el fondo, al cobrar el ingreso a los museos restringe el acceso de la comunidad a los servicios de la cultura y representa una privatización de la misma. 
 
Acaso la Constitución, en su artículo 70, no ordena que “el Estado tiene el deber de promover y fomentar la cultura de todos los colombianos en igualdad de oportunidades,…”.

Así las cosas, el museo “Antón García de Bonilla”, que fue organizado con dedicación y transparencia, que contiene valiosas colecciones de arqueología, historia y arte y que ha sido administrado desde 2003 por la Academia de Historia de Ocaña en virtud de sucesivos convenios firmados con Mincultura, ahora ha sido entregado, mediante un proceso de selección, a una entidad bogotana, completamente ajena la ciudad. Ello obliga a hacer un inventario riguroso de los bienes del Museo de marras para confrontarlo con posterioridad.

Vale preguntarse si el Mincultura nunca tuvo contratiempos con la Academia de Historia de Ocaña, ¿por qué le arrebató la administración del citado Museo y se lo entregó a una ONG? 

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