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Poscoronavirus
Es fácil prever lo que sucederá cuando el gobierno nacional nos libere del confinamiento.
Lunes, 18 de Mayo de 2020

Cuando en el mes de marzo el gobierno nacional y local decretaron la cuarentena con el fin de disminuir la expansión de la COVID-19 y prepararse para cuando empezaran a aflojar las medidas restrictivas, era fácil prever que nuestra cultura siempre estaría dirigida a hacerle el saque a la norma. Es así como en pleno alistamiento social obligatorio, cuando las autoridades, los medios de comunicación y las redes sociales trataban de crear conciencia en la población sobre el enemigo que había llegado -y parece que para quedarse por largo tiempo-, una cantidad considerable de lugareños desatendieron olímpicamente el llamado de las autoridades. En los noticieros nacionales vemos a diario casos por montón en todo el país. 

Así las cosas, es fácil prever lo que sucederá cuando el gobierno nacional nos libere del confinamiento, cuando ya seamos nosotros mismos los que tengamos que cuidarnos sin estar atados a precepto alguno ni vigilancia oficial. Se supone que el peligro está latente, y que llegado el momento tendremos que imponernos nosotros mismos la reclusión hogareña, salir cuando sea estrictamente necesario y demás recomendaciones pertinentes. 

En su libro “¿Cómo somos los colombianos? Reflexiones sobre nuestra idiosincrasia y cultura”, el autor nos pinta de cuerpo entero. Basta con leer el capítulo titulado La indisciplina, y el subtema “El placer de violar las normas”, donde manifiesta que desde la niñez no se nos inculca la disciplina como un importante valor social y, más tarde, como adultos, pretendemos vivir sin ella y nos vanagloriamos de que Colombia es “el país más libre de América”. El libro es una radiografía inmisericorde de lo que somos los colombianos, nos dice Alfonso Llano Escobar S. J.

Sólo basta esperar que esa supuesta libertad no nos lleve al despeñadero en los meses venideros, que serán de incertidumbre total porque seguiremos pensando si el virus ya se extinguió o aún nos acecha, si puedo o no tocar esto o aquello, que el tapabocas me produce comezón y no lo soporto o no es necesario, etc. Además, también produce angustia el cúmulo de explicaciones sobre la génesis de la pandemia: un laboratorio irresponsable en Wuhan, guerra comercial, es la tercera guerra mundial, represalia de los chinos contra los americanos por las sanciones económicas, que todavía falta que los americanos respondan y ahora vamos en los efectos mortales de la radiación 5G. Hay explicaciones y disertaciones de todos los colores y sabores. De todas maneras, el gobierno nacional asegura que “el virus tomará al menos un año en erradicarse” y, tal parece, tendremos que aprender a convivir con él.

Pedagogía: COVID-19: “co”: corona; “vi”: virus, la “d” significa disease, es decir, enfermedad, en inglés; y “19” es el año de aparición

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