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Publicidad ilegal
Como es típico de tiempo de elecciones, está invadida por publicidad política. 
Lunes, 9 de Septiembre de 2019

Hace unos días salí del departamento por la vía de Ocaña. La colosal, deslumbrante y extraordinariamente hermosa geografía con la que fuimos bendecidos por este brazo de la cordillera de los Andes, está afeada sobremanera. 

Como es típico de tiempo de elecciones, está invadida por publicidad política. 

La inmensa mayoría de los políticos todavía cree que eso de estampar el rostro con un gesto sonriente y acompañarlo de alguna frase cliché y trillada, funciona para ganar elecciones. 

Luego, con avisos de todos los tamaños habidos y por haber, inundan las calles, fachadas de casa viejas o abandonadas, parques y carreteras.

Esa forma de hacer política no funciona con la población colombiana, esto deberían haberlo aprendido hace mucho tiempo. 

Los electores colombianos principalmente son de dos tipos, los que venden el voto por el bulto de cemento, los 50 mil pesos, una beca universitaria, un puesto de trabajo, etc. 

El otro tipo es el que lee e indaga sobre las propuestas y vota por la que más le convence.

Volviendo al tema de la salida del departamento. 

No se puede contemplar el verde intenso de las colosales montañas; el follaje completamente amarillo de algunos árboles; el revolotear de manada de aves que quizá viajan al Amazonas, y todavía no saben que por culpa de nosotros, la especie humana, ya no tendrán lugar donde anidar; sin no encontrarse con la cara de Silvano Serrano y de otros candidatos en estas elecciones municipales y departamentales.

Ya se sabe que a los políticos el medio ambiente les importa un pepino, por eso no tienen ningún reparo en ubicar la publicidad donde caiga. En algún lugar, quizá cerca de Sardinata, había tanta publicidad de este nacido en mi tierra natal, Villa Caro, que era imposible que pasara inadvertida. 

Un afiche detrás de otro, con separación como de 20  metros y así como por doscientos metros. 

Como si no tuviéramos suficiente con pasacalles, afiches y pendones por doquier. 

Muchos vehículos particulares también exhiben publicidad; y ni que hablar del trasporte público ¿qué cucuteño no ha visto una de Hernando Acevedo Junior en una buseta de Trasan? La del candidato que por fin entendió que para ganar la alcaldía de Cúcuta hay que aliarse con el que esta tras las rejas en La Picota, tampoco es poca.

La mayoría de publicidad que inunda la ciudad y el departamento no cuenta con los respectivos permisos. Ahora bien, Si en la campaña son inescrupulosos, actúan al margen de la ley, pisotean nuestros derechos de vivir en un ambiente libre de contaminación visual ¿podría esperarse que actúen diferente cuándo ostenten el poder? 

Con candidatos así, que buscan es aumentar el patrimonio personal, jamás dejaremos de ser un departamento extremadamente violento. Cúcuta seguirá con los más altos índices de desempleo e informalidad. Se habla de saber elegir, pero si después de mirar bien, no queda nadie digno para que nos represente ¿qué opción le queda al votante? ¿El voto en blanco? ¿Buscar entre los candidatos que escamante pueden hacer publicidad, y eso por las redes sociales? 

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