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Que vergüenza ministra
El deseo de superación de muchos de nuestros jóvenes que se están preparando por el mundo.
Sábado, 29 de Junio de 2019

Sergio Torres Bayona es un médico neurocirujano ocañero a quien la Federación Mundial de Neurocirugía le reconoció un trabajo de investigación en España, destacándolo como “Neurocirujano del año” mundialmente, investigación relacionada con el hallazgo de nuevos genes en tumores cerebrales, premio que lo recibirá el galeno el próximo 9 de septiembre en Beijing (China). 

Una excelente noticia que muestra la capacidad y el deseo de superación de muchos de nuestros jóvenes que se están preparando por el mundo, con esfuerzo e inteligencia, quienes logran hacer aportes al campo científico mundial. 

La vergüenza corre por cuenta del Ministerio de Educación, entidad en la que lleva el médico ocañero siete meses esperando que le validen su título a pesar de haber presentado todos los derechos de petición y hasta tutelas para que su país lo reconozca como médico. 

Hoy en día el joven médico, por cuenta de ese despropósito del Ministerio de Educación está sub empleado en una clínica de Barranquilla, está como asistente de otro médico, todo por la ineptitud e irresponsabilidad del Ministerio de Educación.

Por eso titulo la vergüenza de María Victoria Angulo, la ministra de Educación, que permite el exabrupto de que mientras un profesional nuestro es reconocido mundialmente, aquí su país, por exceso de trámites y exigencias que me imagino absurdas como suele suceder, no le valida el título. Para qué más hablamos de la Colombia del siglo XXI, de economía naranja, ¿del futuro de nuestros jóvenes en el país si suceden cosas como estas?

 La señora ministra de Educación debería leer un libro de Mario Vargas Llosa, “Los cuadernos de don Rigoberto”, en el que en uno de sus capítulos el Premio Nobel describe con destreza lo que es la oscuridad y mediocridad en la que caen muchos empleados públicos, quienes en el ejercicio de sus funciones tratan inútilmente de hacerse importantes, exigiendo requisitos y documentos absurdos en los trámites que hacen los ciudadanos, que lo único que logran es exasperar y negar los derechos de ciudadanos que esperan una respuesta a sus peticiones. 

Es decir, lo que España y el mundo científico reconoce como un aporte a un joven colombiano, su país, lo desprecia. ¡Qué vergüenza¡

Cada vez encuentro más jóvenes que tratan de irse de Colombia para buscar otras oportunidades en otros países. 

Hoy en día una de las peores tragedias que vive Colombia, además de nuestra incapacidad para hacer una carretera como la del Llano o el Túnel de La Línea, es el no futuro de muchos de nuestros jóvenes profesionales en su país. Hoy en día, según registros del propio gobierno, cerca del 18% de los jóvenes colombianos no tienen empleo. 

Muchos padres, después de hacer grandes esfuerzos económicos, pagando maestrías en las universidades de más de 30 millones de pesos, en ocasiones sus hijos solo encuentran el camino de la frustración a pesar de sus títulos profesionales.

Sería importante frente a lo que se denuncia en esta columna dos cosas: la primera que el presidente Duque conociera estas cifras de desempleo de los jóvenes, que lo dicen todo, y entienda que su ingobernabilidad está llevando al país a una crisis social preocupante, y segundo, esperar que la ministra María Victoria Angulo por lo menos tenga la coherencia y la decencia y de no preparar el viaje a Beijing para representar a Colombia en el momento en que le otorguen el premio al joven médico colombiano.      

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