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Si viviera Benjamín Disraeli
Académico, escritor, rector de la universidad de Glasgow.
Miércoles, 15 de Enero de 2020

“La vida es demasiado corta para ser pequeña”, B. Disraeli.

André Maurois plasmó en su biografía el mejor retrato del primer ministro inglés Benjamín Disraeli, además, tres veces ministro de hacienda y padre del partido conservador inglés cuando convirtió el partido de los Tories en el moderno concepto político del conservatismo.

Orador inimitable en la Cámara de los comunes fue quien hizo a la Reina Victoria emperatriz y el verdadero arquitecto que consolidó el imperio británico. Rival del líder del partido de los Whigs Gladstone. Académico, escritor, rector de la universidad de Glasgow.  Una biografía que repaso cotidianamente junto a “Un programa para conservadores” de Russel Kirk. 

Disraeli, un primer ministro conservador inglés, muy diferente a los equivocados, torpes y contradictorios primeros ministros conservadores recientes: David Cameron, Teresa May y Boris Johnson. El primero convocó al pueblo a votar; si o no, por la salida de la Unión Europea y haciendo campaña por la no salida, perdió. La segunda llegó al poder con una formula tibia, gelatinosa e ingenua, una salida pactada para un país que funcione “no solo para unos pocos privilegiados, sino para todos” y le rechazaron tres veces su proyecto de acuerdo. Tuvo que renunciar. Y llegó Boris el vivo, que lidero la salida de la Unión Europea contra Cameron, ganando con mentirijillas como aquella afirmación que permanecer en la Unión le costaba al reino unido 350 millones de libras esterlinas a la semana.  

Boris Johnson es un nacionalista y populista xenófobo, como los que están de moda en el planeta, en las naciones y en nuestros villorrios. Anti migrante, del ala más radical del partido conservador inglés, propone sacar el Reino Unido a como dé lugar, sin visionar los grandes riesgos. Fanático e intolerante, mesiánico, purgó al partido de sus disidentes y ahí va al vacío. 

Hay muchas situaciones riesgosas para todos los miembros y para el reino con la salida de la Unión Europea. La unión geopolíticamente pierde un miembro con derecho a veto en el consejo de seguridad en Naciones Unidas y un voto en el pacto nuclear y deja de percibir entre 5 y 17 mil millones de euros cada año.  

Pero el Reino Unido pierde en el Mercado Común, sus ciudadanos pierden privilegios, su mercado exportador se reducirá drásticamente y tienen que negociar muchos TLC. Antes de marcharse debe pagar las deudas. 

 Sus integrantes como Escocia, que votó mayoritariamente contra la salida, ven fortalecidos sus ánimos independistas, destruyendo la unidad y alimentando otros.  Irlanda del Norte es otro problema trascendente rayano en la independencia. Como dijera el Presidente de Francia François Hollande, esto puede ser muy doloroso para los británicos.  

Y falta mucha tela para cortar, las obligaciones laborales, la factura de las jubilaciones de la Unión Europea, habrá menos oferta de trabajo por las restricciones en la inmigración, precios más altos a los productos importados de la UE, Pérdidas importantes a los exportadores y un país dividido, polarizado. Una historia que comenzó en 1958. 

Un Primer Ministro Conservador construyó un Imperio con la Reina Victoria y ahora tres Primeros ministros conservadores lo destruyen, Algo va de Benjamín Disraeli a Boris Johnson.  

Adenda. La práctica cotidiana de los modales no tiene color político. 

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