Empecemos definiendo el miedo: es una sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario. En muchos momentos de nuestra vida hemos sido esclavos del miedo por diferentes causas ya sean inseguridad social, amenaza personal o necesidad económica, que es muy común. En estos momentos cuando nos encontramos ad portas de las elecciones oigo constantemente que muchos ciudadanos cucuteños están invadidos por miedos. ¿Miedo de qué? ¿Miedo a perder la continuidad de sus contratos? ¿Miedo a no tener más ayudas del Gobierno actual ni los auxilios de las diferentes entidades como Familias en acción, Abuelos etc.? La lista de miedos es larga.
Igualmente, el miedo es similar a la cobardía lo cual es preocupante, al ver los rostros y escuchar cómo los ciudadanos siendo conscientes del mal manejo administrativo que tiene arruinada la ciudad de Cúcuta y a sus habitantes por físico miedo y cobardía siguen votando por los mismos que los han utilizado e irrespetado tratándolos como mendigos de un contrato de tres meses y unos pesos en época de elecciones.
Todos estamos de acuerdo en el mismo sentimiento de cansancio al no ver nuestros impuestos reflejados en la satisfacción de las necesidades básicas. No hay avance sino estancamiento, pobreza y tristeza en la ciudad. Si realmente estamos inconformes y hartos digámoslo a una sola voz y esa voz es el voto. Queremos y reclamamos un cambio que estamos anhelando para nosotros y nuestra amada ciudad de Cúcuta.
Ahora siguiendo esta reflexión sobre lo que ha hecho el miedo con nosotros y con Cúcuta paralizándonos y amenazándonos, me pregunto ¿hasta cuándo vamos a dejar que el miedo nos siga acobardando y destruyendo? En nuestras manos está tomar responsabilidad por nuestras propias vidas, la de nuestras familias y nuestra ciudad. Somos conscientes de la gran oportunidad de reírnos del miedo en la cara y hacerle una buena jugada de valentía en las elecciones del 27 de octubre.
Les invito a reflexionar. Si queremos un cambio no podemos seguir haciendo lo mismo. Eso es frustración. Es hora de vencer el miedo, dejar la cobardía y demostrar que estamos hechos de valentía, defendiendo nuestros derechos con fuerza y verraquera, como dice nuestro himno “Del Norte bravos hijos”. Ciudadanos: el cambio está en nuestro voto. Desprendámonos de todo temor y votemos por la experiencia y capacidad para dar a la ciudad el cambio que necesitamos. Tenemos que defender lo nuestro y la oportunidad es ahora. O salimos del estado de turbación y ceguera que nos encontramos o el tuerto seguirá siendo el rey. Recordemos el proverbio que dice: Cuando un rey malo reina el pueblo llora.
Nuestra es la decisión.
