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Way awful, governor!
Decir que uno de los males que más nos aquejan a los colombianos hoy en día es la corrupción...
Domingo, 11 de Agosto de 2019

Esta expresión en inglés, precisamente de ese bilingüismo que la Gobernación suscribió con la firma Niu Telco para implementar que los jóvenes de la región puedan aprender otra lengua, traduce literalmente “Que mal Gobernador”. Así es, ya no más gobernador, los excesos son evidentes, inocultables. En estos días, después de haber escuchado las varias versiones sobre las circunstancias de la firma de ese contrato interadministrativo en el que lo único cierto es que en tres meses se han llevado 39.000 millones de pesos, deja una vez más esa sensación de los excesos de una casta política que su único interés es mantener y consolidar su poder político al precio que sea. Eso de que en el Catatumbo, con o sin bilingüismo, haya es una verdadera guerra en la que cada día mueren más personas, eso no interesa. Lo importante eran los 39 mil millones, volver a ganar las elecciones de octubre y que continúe la fiesta.

Por estos días apareció un libro en Bogotá, que lastimosamente no se hizo en otro idioma porque la plata de Niu Telco no alcanzó a prever esa contingencia, que resume muy bien lo que está pasando no solo en la región sino en el país. Hago referencia al libro sobre Álvaro Gómez Hurtado, “historia de un pensador” que escribiera el columnista del Tiempo Juan Esteban Constain: “En Colombia el Estado de Derecho se volvió un botín. El instrumento de un enmarañado concurso de intereses particulares que adulteran y distorsionan el sentido de lo público.” A eso era lo que Gómez Hurtado denominaba el Régimen, y por mucho de eso fue que lo asesinaron el 2 de noviembre de 1.995, un jueves que por esas ironías de la vida es el Día de los muertos. Y el relato continúa: “lo que ha empezado a caracterizar la vida política del país, no es la solidaridad sino la complicidad, que es su degeneración, su versión bastarda” Da para una versión en otra lengua. El bilingüismo. Es bien probable que la Gobernación de la Guajira pueda hacer esa edición. De hecho sería uno de los libros del año.

Decir que uno de los males que más nos aquejan a los colombianos hoy en día es la corrupción, que ya llega a los límites del hastío, no es nada nuevo. Es llover sobre mojado. Por eso hasta se cayó la ley que le prohibía a los corruptos pagar su pena en su domicilio. No es sino mirar rápidamente cualquier periódico o noticiero de esa degeneración, o la versión bastarda en que ha terminado la política en Colombia, y el ciudadano queda con una sensación de fastidio, de rabia e impotencia por lo que sucede. Otro de los episodios de corrupción que se da por estos días es el de los generales comprometidos en casos de corrupción en el ejército, entre los que se cuentan el segundo comandante del ejército y el jefe del estado mayor. Es decir, aquí ya con toda razón no confiamos ni en el ejército, ni en la justicia, ni en los gobernadores, ni en esa clase política que trata de ocultar con malabares las bondades de un contrato de bilingüismo.

Hay otra expresión en inglés que puede ser más precisa y oportuna que describe lo que sucede hoy en día y que para una persona que como en mi caso que no se hablar inglés porque desafortunadamente cuando era niño aún no existía Niu Telco, circunstancia que lamento: “How awful, Governor”. Traduce, que horrendo gobernador. La región enfrenta unos problemas graves y complejos. El Catatumbo está en guerra. La inseguridad y los asesinatos en los últimos días en Cúcuta lo dicen todo. Lo triste del tema es que ese How awful también aplica a nosotros, los electores, porque así como vamos en octubre los volveremos a elegir, y como diría Juan Esteban Constaín, ahí comienza otro capítulo más de esa historia bastarda en la que se ha convertido la política en el país. How awful¡¡       

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