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Aguita de piña
¿Los derechos humanos solo se salvaguardan cuando benefician al presidente o para defender una ideología?
Martes, 5 de Diciembre de 2023

Esta semana expresé en Twitter mi preocupación por la dificultad para conciliar el sueño debido a la presidencia de Gustavo Petro. En respuesta a mi tuit, el viceministro de trabajo, Edwin Palma, me recomendó tomar agüita de piña. Aprovechando este nivel de confianza, me permito hacerle unos comentarios sobre su gestión.

El gobierno del señor Petro fue elegido bajo la premisa de garantizar el respeto a los derechos de los trabajadores, especialmente de las mujeres. Cientos de trabajadores de las centrales obreras respaldaron este proyecto de cambio; sin embargo, a diario surgen nuevos casos de acoso laboral perpetrados por funcionarios de alto nivel en diversas entidades, evidenciando que las promesas de respeto a los derechos laborales eran más populismo y discursos vacíos que una realidad tangible.

Comencemos con el canciller Álvaro Leyva, quien enfrenta acusaciones de acoso sexual según la información expuesta por Sara Tufano. Además, hay denuncias por maltrato laboral dirigidas especialmente hacia Laura Gil, quien fue su vicecanciller, y Martha Lucía Zamora, directora de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado.

En el caso de Gil, el canciller, sintiéndose acomplejado por el mayor conocimiento de ella, la insultaba en los corredores, evitaba interactuar y le obstaculizaba funciones. En cuanto a Martha Lucía Zamora, Leyva la maltrató e increpó a gritos por su negativa a actuar en contra de la ley, al defender los recursos de los colombianos.

Lo más aberrante de estos sucesos fue que Petro tenía conocimiento de ambos casos y, en lugar de abordarlos adecuadamente, optó por trasladar a Gil a una embajada y desmentir públicamente a Zamora, a pesar de las versiones que confirmaban los hechos. El silencio o la tolerancia hacia la violencia y el acoso contra las mujeres también representan formas de violencia, lo que evidencia la postura del presidente.

Además de estos lamentables casos, es necesario señalar el relacionado con Adriana María Mejía, directora de Artesanías de Colombia, a quien se le acusa de instaurar un régimen de terror que afecta la salud de los trabajadores. A pesar de las denuncias iniciales en 2022, hasta la fecha no se ha tomado ninguna medida al respecto. Lo mismo sucede con las denuncias por maltrato presentadas por el sindicato del Centro Nacional de Memoria Histórica contra la directora María Gaitán Valencia y las del embajador bachiller sin experiencia en México, Moisés Ninco.

Adicionalmente, en el Ministerio de Salud surgen denuncias respaldadas por el sindicato, indicando jornadas laborales extensas, contratistas trabajando sin contrato y afectación de la salud de los trabajadores debido a la sobrecarga laboral. También se ha señalado la expulsión de técnicos que no se alinearon ciegamente con las opiniones establecidas.

A esto se suma la situación reciente en la Presidencia, donde sin previo aviso y de manera abrupta, más de 15 personas fueron despedidas. Estos funcionarios habían dedicado toda una vida al servicio público y algunos estaban a punto de pensionarse.

Señor viceministro Palma, ¿cuáles son las acciones que ha tomado para prevenir casos lamentables en el gobierno? La falta de pronunciamiento, tanto suya como de la ministra, genera un silencio cómplice. ¿Los derechos humanos solo se salvaguardan cuando benefician al presidente o para defender una ideología? Aunque presumen de la presentación de una reforma laboral, que por cierto es un esperpento, a la hora de la verdad muestran una mayor inclinación al maltrato y al acoso que todos los gobiernos anteriores. Solo falta que ahora tilden a los sindicatos que han realizado estas y muchas otras denuncias, de uribistas, lo cual parece ser su único argumento cuando se ven desenmascarados.

Viceministro, si ustedes cumplen con su trabajo, respetan la ley y piensan en el bienestar del pueblo en lugar de estar en redes sociales todo el día atacando a la oposición, dejando de lado la improvisación, ineptitud y radicalismo extremo, le aseguro que una gran mayoría de colombianos no tendremos que recurrir a medidas como la agüita de piña que me recomendó.

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