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Angela Merkel, un adios con grandes lecciones
A un país polarizado como Colombia, esta científica le deja grandes lecciones
Domingo, 31 de Enero de 2021

Desde el año 983, cuando la viuda de Ottón III se convirtió en emperatriz del Sacro Imperio Romano Germánico, ninguna otra mujer había gobernado Alemania. Angela Merkel, fue la segunda. Se despide de su partido Unión Demócrata Cristiana y del gobierno del país, motor económico europeo, en medio del reconocimiento ciudadano, después de 15 años de gran gestión económica y social, siempre en procura del Interés General, sin egos ni vanidades ni escándalos. En sus cuatro períodos como Canciller, no hubo nada similar al proceso 8000, Dragacol, Agroingreso Seguro, Odebrecth, y la Ñeñe Política. Con pañuelos blancos, en medio de la pandemia, la gente desde los balcones la ovacionó durante seis minutos.

No es común encontrar un líder fruto de la combinación entre las ciencias exactas y las humanidades. Merkel, graduada en física, vivió su juventud en Alemania Oriental y conoció bien el sistema comunista. De su familia conservadora y protestante, en especial de su padre pastor luterano, recogió las semillas para su ideología. En 1977 integró Juventud Libre, movimiento que se oponía al régimen prosoviético de Honecker. Cuando el muro de Berlín cayó y la reunificación llegó, Merkel se identificó con la derecha alemana, siguiendo las políticas de Helmut Kohl, entonces Canciller. En medio de sus labores científicas, su activismo sobresalía, por lo que fue nombrada Ministra de la Mujer y la Juventud, y después del Medio Ambiente. 

A un país polarizado como Colombia, esta científica le deja grandes lecciones. En primer lugar, el respeto por todas las ideologías, postura que corresponde al verdadero demócrata, desde la comunista hasta la extrema derecha. Angela Merkel fue muy diferente a la radical Margaret Tatcher y, por supuesto, nada que ver con esos semidictadores que avergüenzan la derecha, como Trump, Bolsonaro, y algunos otros. Claro que en la izquierda también sobran los dogmáticos e intransigentes. Pues bien, Merkel supo honrar la derecha, buscando siempre entendimiento con sus opositores.

Las elecciones de 2005 en Alemania fueron cruciales entre la Social Democracia, que lideraba Shroeder, y la UDC de Merkel. El país estaba en extremo polarizado. Ella, que ganó por escaso margen, tenía que negociar con la Socialdemocracia para hacer mayoría parlamentaria y convertirse en Canciller, lo cual hizo hábilmente consolidando una coalición de gobierno que mucho benefició al país, porque el esquema se repitió en 2009, 2013, y 2017. Además, Merkel no sólo reconoció los aciertos de los Socialdemócratas sino que algunas de sus políticas las implementó; lo mismo hizo con los Verdes, liderando el movimiento antinuclear. Su catecismo no era otro que el interés general. 

Merkel, con carácter pero sin arrogancia, aparecía en TV apenas para el saludo navideño y, en meses recientes una sola vez para referirse a la pandemia. Una imprudente periodista le preguntó en alguna ocasión porque repetía vestidos, y con sencillez pero contundencia contestó: ‘soy servidora pública y no modelo’. Todo contrasta con nuestros ídolos de barro.

En política internacional, sobran los ejemplos para comprender su grandeza. Fue líder indiscutible de la Unión Europea, sacando adelante el Tratado de Lisboa en 2009 y, a raíz de la salida británica, promoviendo la refundación de la Organización; contra viento y marea, mostró un corazón solidario, respaldando a más de un millón de refugiados sirios; reaccionó con total firmeza frente a Estados Unidos cuando supo que le espiaban el celular, comparando la agencia gringa con las del comunismo totalitario; por último, recordemos los acuerdos comerciales suscritos con China hace pocas semanas, no sólo por Alemania, sino también por la Unión Europea, no obstante la presión del equipo Biden. 

Para terminar, qué claridad la de Angela Merkel para diferenciar entre la lealtad personal y la honestidad cuando está de por medio el interés general. A su mentor, Helmut Kohl, lo abandonó cuando se descubrieron ilegalidades en la financiación de su campaña reeleccionista. Otro contraste con nuestra realidad.

En síntesis, qué líder y ejemplo de mujer. Por algo, el 75% de los europeos en reciente encuesta manifestó confiar en ella. Así, la derecha encuentra su razón de ser.

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