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Con que no nos joda es suficiente
El gobierno Petro daña lo que funciona, salud y servicios públicos; la seguridad que se había ganado se afectó gravemente en el segundo período del Nobel y con Petro la afectación se volvió total.
Sábado, 13 de Enero de 2024

El cantautor argentino Facundo Cabral, cuenta en una de sus canciones "dialogadas" que en cierta oportunidad presentó a su madre campesina al presidente de la república argentina de la época, quien saluda muy amablemente a la señora y en tono de quien se sabe poderoso, le dice: "¿qué puedo hacer por Usted?". La señora le respondió: "con que no me joda, es suficiente".

El gobierno Petro daña lo que funciona, salud y servicios públicos; la seguridad que se había ganado se afectó gravemente en el segundo período del Nobel y con Petro la afectación se volvió total. La infraestructura estaba avanzando, a paso lento pero seguro, y ahora se detuvo. Las relaciones con el resto del mundo eran buenas y ahora nos alineamos con el eje del terror. Cada “ideota” que botan es para jodernos más, haciendo el estado más grande e interviniente sin mejor resultado que más burocracia. Y Petro tiene conciencia de presidencia imperial al querer arrodillar a las regiones: atacó a Bogotá, al no permitir la extensión de la autopista norte, a Antioquia le quitó la potestad minera y al Caribe le perdió los juegos panamericanos. ¿Hay alguna duda que el centralismo petrista nos quiere joder usando todas las formas de lucha?

Petro, desafortunadamente, solo es el producto más extremo del estado colectivista que se montó desde 1991, con la excusa del estado supremo dador de todos los derechos, excepto los derecho al desarrollo y a la plena libertad individual. El estado social de derecho descentralizado, por arte de la “jurisprudencia”, terminó convertido en un estado socialista de hecho, recentralizado desde 1992, con su mayor recentralización hecha por el Nobel hasta llegar al culmen con el presidente imperial Gustavo Petro.

Este año veremos muchos pulsos regionales con el gobierno nacional que querrá imponer su centralismo irredento en aras de eso que llaman el "bien social", ente sin definición que sirve para dar más omnipresencia del estado centralista. ¿Nos quedaremos en casos aislados de choque región-nación o sabremos volverlo el camino de salida de la hecatombe actual? Aspiraría que desde las regiones dejemos de pedir "ayuda" al centralismo y nos pongamos a trabajar en nuestro desarrollo para evitar que el centralismo nos joda.

Antioquia y la región Caribe ya están planteando la descentralización. Sendos editoriales de fin de año de los diarios El Universal de Cartagena y El Colombiano de Medellín, titulados ambos “Colombia Federal”, lo reflejan. Dice El Universal, “el problema del centralismo es su altísima ineficiencia” y que con las reformas recentralizadoras “solo han ganado los tecnócratas, los políticos de influencias regionales y las redes clientelares expertas en cabildear presupuestos”. Y El Colombiano menciona que “Antioquia le ha pedido al gobierno nacional (a Petro y Duque) que le entregue la construcción de esas vías (la vía al mar y obras anexas) y que le permita utilizar la plusvalía y la valorización para financiarlas, pero hasta ahora no ha dado respuesta”. Y concluye, “el país todo debería comenzar a diseñar un modelo de gobierno que nos sirva para no seguir desperdiciando tiempo y recursos con un sistema centralista que llega a ser inoperante”.

O nos dejamos joder y nos arrodillamos al gran mamerto o actuamos en dos frentes: ejerciendo nuestras atribuciones propias hasta su máximo límite y buscando desarrollar una legislación descentralizadora. La primera, es responsabilidad de los gobernantes locales y regionales, la segunda de nuestros parlamentarios, que servirá para saber si siguen siendo del lado centralizador.

El diagnóstico y la necesidad son claros, lo que importa saber si una zona tan olvidada del centralismo como Cúcuta y Norte de Santander, se unirá a esta campaña por la descentralización, que implica tener un “norte” de desarrollo independiente, o por el contrario, como en gobiernos locales y departamentales anteriores, nos sentiremos cómodos presentando genuflexos al centralismo proyectos que nunca pasarán del papel. Soy pesimista por razones históricas: el macroelefante político centralista permitió llegar al poder a las mafias.