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Consideraciones para comienzos de año
¿Por qué la Virgen del Agarradero no nos agarró bien fuerte y nos dejó ir de patrás, pal estanco, como dicen?
Martes, 9 de Enero de 2024

Hoy está comenzando en realidad el 2024. Un año bisiesto, para más señas.Atrás quedaron las fiestas, la pólvora, los regalos y la quema del añoviejo (no les recuerdo quién era el muñeco, para no dañarles el rato).Ahora sólo nos queda mirar hacia adelante, dicen los tratadistas de superación personal. Mi abuelo Cleto Ardila,  lo decía de una manera más sencilla: Pa´lante porque pa´tras asustan.

De enero dicen que es un mes gris, lleno de deudas y remordimientos, de guayabos y de bolsillos vacíos, de arrepentimientos por los gastos excesivos y las comidas  glotonas. Pero como decíamos en días pasados, hay que ponerle buena cara al mal tiempo, y sin el palo no está para cucharas, sirve para hacer otras cosas.
Si miramos con optimismo, veremos que ya sólo nos faltan once meses, dos semanas y cinco días y medio para volver a las fiestolainas de fin de año. Ya por poco. 

Y es mejor irse preparando desde ya para la gastadera de diciembre. Me decía una amiga que ella todos los días, desde enero, ahorra mil pesitos diarios. ¡Mil pesitos! El 31 de diciembre abre el marranito y allí hay $365.000, que de algo sirven. Si todavía conserva la costumbre, este año ahorrará $366.000. ¿Y qué tal -digo yo- si ahorramos dos mil pesitos? Estaríamos cerca del millón de pesos, en diciembre. Y si ahorramos diez mil pesitos diarios,  a finales de año seríamos millonarios.
Mucha gente hace propósitos de enmienda o de mejoramiento, el 31 de diciembre a la media noche, a la hora de las uvas o del brindis. Son buenos deseos. Que de allí no pasan. Enero es un mes para retomar esas promesas y empezar a ejecutarlas o a cumplirlas. 

La dieta es uno de los casos más trillados. Esos kilos de más que se lograron, gracias a las hayacas y  a las comilonas con postres, empiezan a causar remordimientos y pesares. La ropa no entra, la figura se abulta y el temor al qué dirán se recrudece. Enero es el mes para iniciar el sacrificio de las dietas. Paso a paso. La báscula y el espejo son buenos consejeros pues siempre dicen la verdad.
Si no hay plata para ir al gimnasio, puedes ir a Cristo Rey. Subir y bajar las gradas cien veces o día, puede ser una buena solución, siempre y cuando a llegar a casa no desayunes con changua de huevo, arepa con queso y calentado.

La carestía también golpea a comienzos de año. No es necesario que le eches la madre a Petro, cada vez que vayas al supermercado.Piensa más bien que las alzas decretadas le harán bien a tu figura y te ayudará a evitar el derroche de ciertos gastos superfluos, como el papel higiénico, por ejemplo.

Le escuché decir a un acérrimo petrista: “Tranquilos, que ya sólo faltan dos años y medio”. Y añadía, con la boca hecha saliva y con un malévolo brillo de triunfo en los ojos: “Por ahora”. O sea que ya sueñan con que el mandato sigue. 

Enero es un mes para decirnos: “¿Qué hicimos mal los colombianos para merecer lo que estamos  viviendo y lo que nos falta? ¿Por qué la Virgen del Agarradero no nos agarró bien fuerte y nos dejó ir de patrás, pal estanco, como dicen?

Enero no es, pues, tan gris, como lo pintan, si sabemos mirarle el lado bueno. Porque enero es el mes del olvido: Hay que olvidar bebetas, francachelas, comilonas. Olvidar reuniones aguardientosas y olvidarse de los amigos jartadores. Ya vendrá diciembre y entonces nos desquitaremos.

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