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Dando cumplimiento a los acuerdos Santos-Farc
Cuando nos hacen una nueva declaración de guerra, el mamertismo llama a “profundizar” la paz; por ese discurso que nos metió la prensa santista, un politiquero de la calaña de Roy Barreras, hoy es estadista.
Viernes, 30 de Agosto de 2019

… y sus protocolos secretos, la Corte Suprema de Justicia, liberó a Santrich para que se volara y no fuera extraditado (eso se acordó, que por ningún motivo serían extraditados) como se pactó en la Habana, y ahora busca meter preso a Álvaro Uribe, como fue la exigencia central de las farc y sus aliados políticos, como Iván Cepeda y Piedad Córdoba. 

De esta manera la Corte Suprema de Justicia válida que los acuerdos son supraconstitucionales, incluyendo sus protocolos secretos, en coherencia con la jurisprudencia de la Corte Constitucional y del Consejo de Estado.Y es que el desconocimiento del plebiscito de Santos planteó una deslegitimación del estado, al ignorar los poderes públicos la voluntad popular, ya que esos acuerdos fueron negados por el constituyente primario, pero avalados por los poderes legislativo, judicial y ejecutivo, todo debidamente enmermelado.¿Esto configura un golpe de estado (más bien un golpe de poder no constitucional) y el surgimiento de un gobierno de los jueces? Todo hace indicar que así es. A partir de esa decisión se dio lo que eufemísticamente se llama polarización, que no es más que la resistencia popular al golpe contra los ciudadanos de unos funcionarios amangualados para desarrollar “su” idea de estado.

Y es que la jurisprudencia de las cortes es hacia una visión de estado socialistoide que “desarrollaron” a partir de esa idea nebulosa del estado social de derecho, visión diferente a la de la mayoría de los colombianos. Y eso explica porque esos acuerdos espurios, para las cortes son supraconstitucionales.Lo que pase de ahora en adelante es solo el intento de una ciudadanía hastiada de socialismo-corrupción, en el entendido que los poderes públicos yéndose en contra de la decisión ciudadana, reventaron las bases del estado, abriendo una puerta a salidas no constitucionales. Si a eso le sumamos las declaraciones del general Mejía, comandante de las fuerzas militares en el gobierno anterior, hoy con graves acusaciones de corrupción, quien dijo que su obligación sólo era con su comandante, el presidente de la república, olvidando su juramento de soldado de defender la base constitucional, se cierra el círculo de poder “habanista”. Es interesante observar que lo que dijo el general Mejía es lo mismo que sostiene 
Nicolás Padrino, para mantener a Maduro, en contra de la ciudadanía. Es preocupante que unas fuerzas militares, de carácter estatal, se adapten con tanta facilidad a cualquier comandante en jefe, haga lo que haga con el país.

Y ahora que esa visión “socialistoide” se impuso, empezara a ser delito disentir, y por eso uno oye a muchos periodistas en los medios de comunicación, “exigiendo” respeto a las decisiones judiciales, por injustas que sean. Colombia llegó al límite de ruptura entre lo legal y lo justo. Y es oportuno que en el proceso de Odebrecht se digan los nombres de los periodistas que se vendieron para hacerle sindicaciones a los competidores de Odebrecht, pues es casi seguro que, si se vendieron al negocio en que Santos estaba incluido, es muy posible que estuvieran también a sueldo del Nobel para atacar a los “enemigos de la paz”.

Realmente no se entiende que esperan las mayorías en Colombia para exigir que nos retiremos del camino de la venezolización del país, que tanto defienden algunos con “intereses” económicos en la paz, sin importar el futuro de Colombia, ante una realidad cada vez más grotesca. Ya con Márquez y su combo, Santrich incluido, disparando desde la frontera, la JEP aún no decide retirarlos del proceso, y la Corte Suprema de Justicia, cuyo presidente dijo que habían dejado libre a Santrich dándole un voto de confianza, y quien hoy debía estar demandado, junto con su propio combo, por traición a la patria, sigue llamando a Santrich a declarar, y la Cámara de Representantes le sigue pagando sueldo, da pena ver a la gente todavía preguntándose qué es la corrupción. 

Para enrostrarnos su poder, y su desprecio por las mayorías ciudadanas, la Corte Suprema de Justicia invitó a Iván Cepeda a que vaya al circo romano de la indagatoria a Álvaro Uribe, para que sirva de testigo valido ante las guerrillas de que se están cumpliendo los acuerdos Santos-farc. Cuando nos hacen una nueva declaración de guerra, el mamertismo llama a “profundizar” la paz; por ese discurso que nos metió la prensa santista, un politiquero de la calaña de Roy Barreras, hoy es estadista.

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