Las carpetas asfálticas de todas las vías del mundo, deben ser revisadas frecuentemente, puesto que las condiciones climáticas y el sitio en donde se construyeron, debieron ser objeto de serios estudios, en particular, los relacionados con la estructura.

La estructura, no es otra cosa que los componentes que tiene la misma previo a depositar el asfalto y es esa la razón que me motiva a comentar la situación de deterioro que viene sufriendo la autopista que de Cúcuta, conduce a la vecina población de San Antonio del Táchira, metros antes del peaje. Ese sector, ha tenido una condición crítica desde su construcción, toda vez que existe una considerable extensión de arcillas, las cuales se activan con frecuencia ante la presencia de agua principalmente.

Esa es la razón por la cual los conductores sienten en sus vehículos como si estuvieran atravesando varios resaltos, los cuales se vuelven muy peligrosos cuando se desconoce de su existencia, tal como les sucede a cientos de visitantes que son sorprendidos por esas deformaciones, que de seguro les han generado serios sustos dado que no existe por lo menos, la advertencia de su presencia y manifestar además que el asunto no es normal y debe ser atendido con inmediatez por parte del Instituto Nacional de Vías (Invías), dado que un porcentaje de los recursos recaudados por el cobro del peaje, deben ser destinados al mantenimiento de las vías objeto de la concesión.

La situación expuesta, no creo que amerite mayores estudios, por cuanto es recurrente no solo en ese sitio, sino en todo el recorrido del Anillo Vial Oriental, motivo por el cual, es necesario que por intermedio del Área Metropolitana de Cúcuta (AMC), se realice la respectiva gestión ante quien corresponda, en el entendido que no estoy recomendando que sea esa entidad quien realice las tareas, porque nada raro sería que nuestro actual alcalde “estrella” decida contratar los trabajos por intermedio del AMC, así no sea de su competencia,  a pocos días de finalizar su desastroso modo de administrar la ciudad y aunque no se quieran “pisar callos”, el alcalde electo Acevedo, no podrá pasar por alto los protuberantes errores administrativos disfrazados de buenas intenciones pero lejos de recibir regulares o buenas calificaciones.

La tarea de vigilar la inversión del recaudo de peaje, dentro de los términos contractuales, requiere del conocimiento y experticia de profesionales cuya formación les permita calificar la atención que ofrezcan a una de las arterias más importantes a nivel nacional, toda vez que no se trata de gastar el escaso recurso del que se puede disponer, sino de coordinar con la entidad ejecutora (Invías), las mejores opciones para reducir el riesgo generado por las fallas estructurales, representadas en el deterioro de la carpeta asfáltica, la cual también se evidencia en la vía prolongación Avenida Cero y de ahí los múltiples accidentes ocurridos a personas que se movilizan en motocicleta y bicicleta principalmente.  

Aprovecho la oportunidad para desear a las personas que muy generosamente leen la columna, Feliz Navidad.

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