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El relato hecho añicos
Por mucho menos armó la Suprema todo el proceso de la parapolítica.
Lunes, 20 de Marzo de 2023

Que el hijo y el hermano estén señalados de recibir dinero a escondidas y de personas vinculadas hoy y en el pasado con hechos de corrupción y con el narcotráfico destruye de raíz el relato de la izquierda y de Petro.

Han sostenido que Petro apenas se enteró de lo ocurrido pidió a la Fiscalía que investigará a su primogénito. Falso. Solo lo hizo el dos de marzo, cuando supo que Vicky Dávila divulgaría una entrevista con quien había sido su nuera. Se creía que Petro se había enterado a principio de febrero, cuando se reunió con su exnuera. Hoy hay certeza de que tenía conocimiento de las andanzas de su hijo al menos desde diciembre, cuando su hija Andrea le contó.

Petro quiso poner aún más distancia. Refiriéndose a su hijo dijo que “no lo crié, esa es la realidad”. Semejantes declaraciones desnudan la mala condición humana de quien hoy ocupa la Casa de Nariño. Petro, para justificarse, sostuvo que no lo había criado porque había estado en la clandestinidad y sugirió que la conducta de Nicolás era resultado de haber sido educado por la familia conservadora de la mamá. Nicolás nació el 21 de junio de 1986. El acuerdo de desmovilización del M19 se firmó el 09 de marzo de 1990. Nicolás no había cumplido cuatro años. Desde ese momento Petro pudo “criar” a su hijo. Más maluco aún, una de las primas de Nicolás reveló que la mamá había demandado a Petro por inasistencia alimentaria y le advirtió que “no escarbe la historia familiar porque sale mal librado”.

Como si no fuera suficiente, la verdad es que Petro ha llevado de la mano a su hijo en la política. Fue él quien hizo a Nicolás jefe del Pacto Histórico en el Caribe y quien le puso también la tarea de buscar recursos para su campaña presidencial. En fin, era inevitable que el episodio de Nicolás tomando plata debajo de la mesa recordara el de Petro recibiéndola en bolsas. Hijo de tigre…

Con su hermano no es distinto. Desde inicios de año, la prensa ha informado que varios mafiosos sostienen que personas cercanas al gobierno les piden sumas millonarias para ser incluidos entre los beneficiarios de las decisiones gubernamentales tomadas con el pretexto de “la paz total”. El nombre de Juan Fernando Petro estuvo desde el principio entre los señalados. Hay audios en manos de autoridades norteamericanas. De hecho, el 23 de enero, la Fiscalía abrió investigación de oficio contra el colactáneo presidencial. Petro lo sabía.

Para rematar, es inevitable ligar los señalamientos contra el hermano de Petro con lo ocurrido en campaña, cuando se supo que con Danilo Rueda visitaron a mafiosos, parapolíticos y corruptos en varias cárceles. Petro dijo que las reuniones de su hermano se daban en el marco de lo que denominó “el perdón social”. Se especuló sobre si ese “perdón” se daría a cambio de apoyos electorales. El “pacto de la Picota”. Las cifras muestran votaciones ampliamente mayoritarias para Petro y el Pacto Histórico en las áreas de más control e influencia de esos grupos. Además, un amplísimo abanico de decisiones gubernamentales benefician a los narcotraficantes y sus bandas. Es legítimo preguntar si todo es parte de un acuerdo, incluidos el nombramiento como alto comisionado de Rueda.

Por mucho menos armó la Suprema todo el proceso de la parapolítica. Ahora, más allá de lo que ocurra con los procesos judiciales, es indudable que quedó hecha añicos la credibilidad del discurso del cambio y la lucha contra la corrupción de Petro y la izquierda. El derrumbe de ese relato lo debilita y le restará gobernabilidad en lo que resta de su mandato.

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