La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
Frontera bloqueada
Muchos de los venezolanos que están en Cúcuta no quieren estar aquí.
Jueves, 28 de Diciembre de 2017

Desde mucho antes de la llegada masiva de venezolanos a esta ciudad, Cúcuta ostentaba el índice más alto de desempleo en el país. Desde antes de la llegada de venezolanos, Cúcuta era una ciudad insegura, con una  tasa de homicidios que le valieron el tercer lugar entre las ciudades más violentas del país. Antes de los venezolanos, en Cúcuta, el que no tenía un empleo oficial, se dedicaba al rebusque, al contrabando, a la economía informal. ¡No seamos hipócritas! Ahora es fácil echarles la culpa de todos nuestros males a los venezolanos. Ese es un argumento que usan los gobiernos locales para lavarse las manos y evadir responsabilidades.

Los males ya existían, lo que sucede es que ahora son más visibles. No se puede caminar por las calles, la inseguridad aumentó, el espectáculo de indígenas y madres tiradas en el suelo amamantando a sus pequeños, es deprimente. Igual de deprimente que ver a niñas menores edad prostituyéndose en los parques, donde antes iban las familias a pasar la tarde de domingo. 

Los parques de la ciudad (especialmente el parque Mercedes y el Santander) son refugios de delincuentes, desplazados, prostitutas, jíbaros, drogadictos y familias que no tiene donde dormir.  Pero les digo algo: desde hace años jóvenes de colegio, con uniforme puesto, consumen drogas en el parque Colón a unos cuantos pasos del CAI. No hablo de venezolanos, hablo de muchachos cucuteños, que a medio día o al final de la tarde, consumen cocaína o marihuana a la vista del todo el mundo y nadie decía nada. Ahora parece que a muchos les llegó un sentido de pertenencia por la ciudad y ponen el grito en el cielo.

Lo pusieron los concejales (los mismos que entregaron el alumbrado público a un delincuente). Muchos de ellos proponen  cerrar la frontera. Eso, que pare ellos es una medida ingeniosa, a mí me resulta repugnante. Imagino que esos concejales celebraron la idea de Trump de levantar un muro entre Estados Unidos y México y, de esta manera, engordar la xenofobia. Si Maduro cierra la frontera y nos maltrata, allá él. Nosotros no tenemos por qué copiar sus métodos y bajarnos a su nivel. Esto no es una pelea entre  gamines, como lo plantean algunos concejales de Cúcuta. Hay que buscar alternativas. Las migraciones en la frontera siempre han existido y seguirán existiendo. Hay que pensar a corto y largo plazo.  Muchos de los venezolanos que están en Cúcuta no quieren estar aquí. Esperan que se resuelva su situación de visado para poder viajar al interior del país o a otras ciudades ¿por qué no le ayudamos, a través de Cancillería, o de quien corresponda a tramitar sus documentos? ¿Por qué no se gestionan refugios temporales para albergarlos? 

Porque si se resuelve el problema de las migraciones ya no tendrán a quién echarle la culpa de la pobreza e inseguridad que vive Cúcuta.

Yo sé que el centro de la ciudad se volvió insoportable, que mucha gente optó por no salir de casa, que nadie quiere emplear a venezolanos por temor a un atraco. ¿Entonces qué hacemos? ¿Los metemos en un camión a todos y los mandamos a Venezuela otra vez? ¿Dónde están nuestros senadores y representantes que no han gestionado con el gobierno nacional un plan de choque? El punto es que nadie tiene voluntad y es más fácil cerrar la frontera que buscar soluciones. ¿Y la cancillería? Cúcuta no tiene nada: solo problemas. Y concejales con la frontera mental bloqueada. 

Temas del Día