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La felicidad del Año Nuevo
La felicidad, sin duda, tiene que ser un proyecto de mejoramiento continuo en todos los seres humanos.
Viernes, 29 de Diciembre de 2023

Por estos días, cuando el Año Nuevo va a comenzar, la costumbre es desear felicidad a todos los allegados, en la familia o en el trabajo, y a todo el que nos encontremos en el camino.

Un nuevo periodo en el tiempo, que se convierte también en una nueva etapa para la vida, en donde se presentan ante todo incertidumbres, sobre lo que va a ser la salud, la actividad laboral, las ocupaciones cotidianas o los proyectos de esparcimiento y solaz.

El célebre escritor Andrés Oppenheimer se dedicó en los últimos años a estudiar la clave de los habitantes de los países en los cuales las encuestas de opinión los muestran siempre como los más felices, y ha encontrado claves que vale la pena analizar para auscultar una razón que nos sea conveniente para mejorar, en ese elemento que resulta vital para la existencia humana.

Cuando preguntó a los habitantes de los países que figuran como más felices: Dinamarca, Finlandia e Islandia entre los primeros, encontró la respuesta “tenemos una muy rica vida social y en comunidad”. En esos países la felicidad resulta ser una política de Estado que lleva hasta tener una materia concreta en los programas educativos en los colegios y universidades para fomentar la educación positiva.

Es decir, se enseña a la gente a ser feliz, a identificar los momentos que producen satisfacción, a reflexionar sobre la motivación y a multiplicar los factores para llevarlos a resaltarlos en cada una de las actividades que tenemos en la vida diaria y en el trato con las personas.

Pero además, el fomento de actividades que produzcan satisfacción interior y estímulo en el ejercicio vital, como la música, la lectura, las manualidades, los deportes, el trabajo comunitario, etc.

La felicidad no es entonces una fórmula mágica, resulta ser un accionar constante y una actitud relevante que nos permita ver las cosas desde una óptica positiva a la cual debemos introducir motivación constante en procura de construir espacios, de conservarlos, de proyectarlos y de irradiarlos también sobre nuestros congéneres.

El Estado, desde luego, tiene mucho que ver en esto para ayudar a construir el espacio de felicidad de sus asociados, y es por ello que se requiere una política pública para que así lo propicie.

Hoy cuando vemos al interior de las instituciones públicas que se crean toda clase de ministerios, secretarías y altas consejerías, a nadie se le ha ocurrido pensar en la felicidad, que resulta ser un elemento que tipifica la vitalidad, el bienestar y el deseo de hacer las cosas cada vez mejor.

La felicidad, sin duda, tiene que ser un proyecto de mejoramiento continuo en todos los seres humanos. Si así llega a ser, la vida se compone mucho. Que la motivación los conduzca a la felicidad en este 2024. 


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