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La mesa está servida
Lo que más preocupa a la gente, en este momento, es la inseguridad. 
Martes, 13 de Febrero de 2018

La mesa está servida para que la mano dura se lleve las presidenciales. 

Los señores del Eln, con sus bombas demenciales, y su lucha sangrienta, están abriendo camino para que la derecha, la extrema quizá, gane fácilmente. También aportan su granito de arena los pistoleros, y las bandas, y las disidencias. 

La historia se repite, qué duda cabe. Las encuestas recientes señalan que hay una muy marcada necesidad en la población de sentirse seguros. 

Dicho de otra forma: Lo que más preocupa a la gente, en este momento, es la inseguridad. Y la repuesta será la de siempre: Los candidatos capitalizarán el miedo al atraco, al hurto, al secuestro exprés. 

Y las soluciones, también serán las de siempre: Leyes más severas, promesas de cárcel, garantías de linchamiento, y de cadenas perpetuas. 

Mis años de abogado, penalista, me han enseñado que esas soluciones son solo una muy pequeña parte de la solución, que es más comprensiva, y por ello más difícil. 

Sin embargo, en épocas electorales y electoreras, nada importan los análisis y diagnósticos técnicos; importa, sí, saciar a la galería. Y para eso es experta la mano dura, el candidato que promete llenar las cárceles. 

Sé que la impunidad en este país es alarmante, pero la que debe primar es la Justicia, y no la venganza. 

La justicia pasa, desde luego, por castigar a quien se lo merece, pero hay límites, que los abogados llamamos Debido Proceso. Esa es la diferencia entre una horda enfurecida que pide venganza, a una sociedad que clama justicia. ¡tremenda diferencia!

Lo que debe venir, a mi juicio, es un gobernante que aplique el Estado de Derecho a lo largo y anoche del territorio. ¿Más policías? Sí, pero también más jueces, y más magistrados, y más y mejores salas de audiencias. Y más justicia, antes que represión burda.

Si no me creen, miren la alcaldada de la prohibición de parrillero hombre. Es la típica respuesta facilista. Es el típico y conocido recorte de libertades, para garantizar – falsamente- la seguridad-. 

Así era el colegio, según me acuerdo. En vez de promover el diálogo, y la negociación, y la aplicación de normas lógicas y justas (lo que es difícil), preferían la aplicación de una norma mucho más fácil, y con resultados garantizados: La prohibición absoluta. 

Ese un típico caso de pensamiento infantil, facilista, simple y bobo: prohibir de tajo, radicalmente, antes que entender las texturas, muy complejas, de normas que regulan. 

En fin, que la calentura del momento, justamente provocada por los atentados, y los disparos al cuello de una dama embarazada, y cañolimón-coveñas, y todos los etc que empañan este país, no nos lleven a escoger a un vengador. 

Vamos a ver. 

 

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