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La oportunidad la pintan calva
La lógica geográfica del eje Cúcuta-San Cristóbal permitirá además un mercado ampliado importante para desarrollar muchos proyectos de infraestructura que requieren además una institucionalidad clara y estable
Sábado, 4 de Marzo de 2023

Las oportunidades surgen en los momentos más inesperados. La propuesta de Nicolás Maduro, recogida en Colombia obviamente por la hoy parlamentaria, la chavista Piedad Córdoba, de convertir la frontera en un área de condición especial, es una de ellas. En el Congreso de Colombia Piedad Córdoba lo aclaró: se propone la creación de un área metropolitana binacional colombo-venezolana, algo que he planteado en varias de mis columnas desde hace años pero que nunca pensé que pudiera venir de los gobiernos izquierdistas de Colombia y Venezuela.

Un área metropolitana binacional es, en resumen, la creación jurídica de un área geográfica binacional bipolar es con una ciudad polo en cada lado de la frontera, con características especiales que la convierten en un ente supranacional con legislación “propia” en ciertos rubros taxativos. Deben ser polos urbanos no muy desbalanceados; no es un área Cúcuta-San Antonio, sino Cúcuta-San Cristóbal. Requiere una ley de aprobación en ambos parlamentos y firma de ambos presidentes, que le den su carácter supranacional y le definan su alcance en las condiciones singulares de su espacio geográfico-jurídico, como por ejemplo una condición financiera especial, en donde entidades bancarias o de tipo bancario, puedan manejar cuentas que operen en monedas duras de diferente denominación. La idea es atraer inversión privada que proteja al inversionista de caer en los tentáculos de los sistemas fiscales de ambos países lo que no implica inmunidad fiscal al vehículo inversor. El área debe operar en planeación conjunta y busca atraer capital privado; si no es eso lo que están pensando, no es un área metropolitana binacional sino algún esperpento socialista. El área conjunta puede tener características especiales en lo ambiental, lo educativo, la seguridad y otros de especial impacto, como la posibilidad de impulsar alianzas público-privadas en la región con regulación propia.

He defendido ese modelo regional porque solo la descentralización nos puede dar una oportunidad de desarrollo y porque la lógica geográfica del eje Cúcuta-San Cristóbal permitirá además un mercado ampliado importante para desarrollar muchos proyectos de infraestructura que requieren además una institucionalidad clara y estable. Esta visión del área metropolitana binacional debió surgir de la región desde hace mucho tiempo y ya deberíamos tener definido el marco legal del modelo y su alcance producido la sociedad civil y no por las burocracias binacionales. Las comisiones binacionales solo produjeron documentos sin aplicación práctica.

¿Qué interés tendrían Maduro y Petro para hacer este planteamiento, que obviamente es contrario a su interés socialista? Me aventuro a pensar que a Maduro le gustaría tener un área tipo paraíso fiscal para llevar sus “ahorros” como los de varios del régimen que ven que el cambio geopolítico que provocó la invasión de Rusia a Ucrania, hace temer que la presión sobre su régimen se podría incrementar y cerrarle muchas puertas mundiales. Del lado colombiano, especialmente desde el Catatumbo hay también muchos capitales “agrarios” que quisieran buscar su propio nicho y eso les podría servir. La paz total encontraría en ese modelo supranacional la legalización de algunos capitales como prometió Petro. Así suene feo, el área metropolitana puede mirarse como un paraíso fiscal pero de intereses “complejos”. Después de todo una cosa es la pobreza de Venezuela y otra la riqueza del señor Nicolás Maduro Moros.

Esta posibilidad ratifica la necesidad de considerar la planificación de Cúcuta desde una profundización de nuestra visión metropolitana. Debería surgir una candidatura conjunta a alcaldes de los municipios metropolitanos, de visión conjunta, que acuerden avanzar hacia un nuevo modelo de descentralización y desarrollo apoyado en la integración, que abra vasos comunicantes con la sociedad tachirense. La oportunidad se aprovecha si se está preparado para verla y por esas calles cucuteñas se limitan a lograr un municipio de Atalaya o alcaldías locales con presupuesto público para “gestionar”. Una profundización metropolitana nos enruta al futuro; más de lo mismo nos hundirá más en la trampa de la pobreza. La oportunidad, así se vea turbia, la pintan calva.

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