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La venganza por una rechifla
La noticia no se publicó en ningún medio colombiano por la censura de prensa existente.
Domingo, 10 de Diciembre de 2023

Bajo la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla, el 29 de enero de 1956 se celebraba una corrida de toros en la Plaza de Santamaría de Bogotá, uno de los espectáculos más populares de le ápoca.

Al entraral coliseo el prestigioso jefe liberal que comandaba la oposición, Alberto Lleras Camargo, recibió una ovación de los asistentes. Por el contrario, el público protagonizó una resonante rechifla a la hija del Presidente, María Eugenia Rojas,queestaba acompañada de su esposo Samuel Moreno Díaz. 

Para el domingo siguiente, 5 de febrero, los esbirros del gobierno prepararon una venganza yse compraron miles de boletas para que ingresaran detectives y agentes encubiertos y procedieran a reparar el honor de la hija del Presidente. A quienes se negaban a vitorear a María Eugenia los molieron a palos, les hirieron con sus sables y los arrojaron a puntapiés por las graderías. El número de muertos y heridos nunca se pudo precisar, y los cadáveres fueron enterrados sin nombre en fosas comunes.

La noticia no se publicó en ningún medio colombiano por la censura de prensa existente, pero la UnitedPress International(UPI) transmitió la información a sus abonados en todo el mundo que le costó el exilio al director de corresponsales Carlos J. Villar Borda.El Diario de Colombia, periódico oficial de la dictadura, calificó los hechos como “triviales y baladíes, de ocurrencia cotidiana”.Por el contrario El Catolicismo, órgano de la Iglesia Católica, señaló, “¿En qué cabeza civilizada pudo nacer la idea de aleccionar a golpes de manopla y cachiporra?”; y el cardenalCrisanto Luque afirmó que ese día se vio un espectáculo más sangriento que latauromaquia.

Este fue el episodio final más repudiable del gobierno de Rojas, cuando ya acusaba un descontento generalizado por causa de sus actuaciones dictatoriales y su intento de perpetuarse en el poder.

En noviembre de 1956 estaba reunida la Asamblea Nacional Constituyente (ANAC), constituida un tiempo atrás, y su presidente Mariano Ospina Pérez renunció por el intento de Rojas de elegir 25 miembros más para asegurar su reelección. El 22 de marzo, presidida por Lucio Pabón Núñez, fue convocada la ANAC, pero los miembros de la oposición liderados por Guillermo León Valencia abandonaron las deliberaciones por la imposibilidad de exponer sus planteamientos. 

La ANAC fue nuevamente convocada en abril de 1957 con total exclusión de los opositores y bajo un reglamento para asegurar la fidelidad al gobierno de los asambleístas. En su primera sesión, celebrada el 30 de abril,se presentó la moción para reelegir al jefe supremo por cuatro años mása partir del 7 de agosto siguiente.

La reelección de Rojas no se aprobó porque los partidos, la Iglesia, los estudiantes, la banca, la industria y los sindicatos declararon el 6 de mayo un paro nacional, conocido como lasjornadas de mayo,en contra de la reelección. No fue un golpe militar sino una expresión popular, y en la madrugada del 10 de mayo de 1957 Gustavo Rojas Pinilla aceptó retirarsenombrando un gobierno militar de transición. A las 9:30 a.m. anunció su renuncia a través de laRadio difusora Nacional, designó a los miembros de laJunta Militar, que debía convocar a nuevas elecciones,y partió para el exilio.

ramirezperez2000@yahoo.com.mx

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