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Las disculpas del expresidente
Referirse al Catatumbo...con unas insulsas y dolorosas disculpas añadiendo que se hubiera podido hacer más. 
Viernes, 17 de Agosto de 2018

En los estertores de un mandato bastante cuestionado, a pesar del galardón recibido, merecido o no, el mandatario máximo de los colombianos está haciendo lo que los ahorcados cuando están colgados sin opción alguna sino el derecho al pataleo. 

Despedidas van y vienen; lágrimas de melancolía de su heredero y caras tristes de quienes ven aparecer con paso lento el inexorable momento de la desocupación. N o podía faltar, por supuesto, el rosario de inauguraciones aquí y allá; son al fin y al cabo ejecutorias producto de su talante gerencial pero con los amplios fondos que sobran del presupuesto de la nación y que han resultado en buena parte del esfuerzo y sudor de los colombianos.

El monstruo de la corrupción se ha engullido una considerable tajada que bien pudiera alcanzar para mitigar el sufrimiento y el hambre de muchos compatriotas esperanzados en un mejor futuro. 

Son tardías e inocuas las disculpas ofrecidas en su insulso discurso de inauguración de la sede de la fiscalía. Seguramente pensó que la grave y añosa desatención de una zona candente y conflictiva como es nuestro Catatumbo podía suavizarse con su presencia en la importante obra; inconclusa aún…

Desde remotas épocas (la concesión Barco le dijo al país que la rica zona existía ya a comienzos del siglo XX) el Catatumbo le ha significado al país una ingente fuente de riqueza con sus enormes yacimientos de petróleo. Sus exuberantes selvas bañadas por abundantes fuentes de agua son uno de los tesoros más desperdiciados por los sucesivos pulpos de la administración no solo regional sino nacional.

La secular indiferencia no ha permitido la construcción de una vía al menos decente que le permita a sus esforzados habitantes una comunicación con la capital. Tampoco ha sido posible, a pesar de tantos vanos intentos, una comunicación adecuada y sólida de la región que le permita una salida al mar por el norte del departamento. 

Una zona tan desatendida por un gobierno centralista y unos gobernantes siempre depredadores y egoístas, ha sido el terreno abonado para que pelechen y crezcan la subversión, los cultivos ilícitos, la delincuencia común y toda la serie de irregularidades que de ello se derivan.

Muy triste y desolador que después de ocho años y unos cuantos como ministro de defensa, venga tan campante y orondo a referirse al Catatumbo y a sus miles de víctimas y desplazados con unas insulsas y dolorosas disculpas añadiendo que se hubiera podido hacer más…

 

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