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Los señores del avión
Cúcuta sigue siendo una ciudad atrasada, violenta y pobre, con un pésimo sistema de transporte público.
Jueves, 21 de Diciembre de 2017

Un avión repleto de políticos llega este fin de semana a la ciudad: becerradas, novilladas, trago, reuniones, cafés, alianzas, promesas, abrazos sacagases y sonrisas hipócritas. Aspiran repetir Senado y Cámara pero nadie los conoce, salvo en la prensa, cuando salen presos o están envueltos en algún escándalo. Llegan cada cuatro años los mismos con las mismas: los Corzo, los Cristo, los Rodríguez, la gente que solo piensa en lo que les diga Uribe que piensen del Centro Democrático; gente oscura como Manuel Guillermo, del partido de la U, cuyas grandes cabezas del movimiento, Musa Besaile y Bernardo Miguel Elías, están presos por corrupción. Casi todos los partidos políticos tienen gente presa: unos por parapolítica, otros por farcpolítica, otros por corrupción. O Hacen política desde la cárcel, como Ramiro Suárez, que es el espíritu que flota sobre estas aguas sucias que ha dejado la suciedad de nuestros funcionarios.

Un avión repleto, digo, y no hay allí nada que sirva: Cúcuta sigue siendo una ciudad atrasada,  violenta y pobre, con un pésimo sistema de transporte público y una delincuencia que ha dejado decenas de muertos. Nos atracan los del avión y los de la calle. Con los de la calle al menos uno tiene tiempo de correr, pero los señores que vienen en el avión nos quitan todo. No he visto a ninguno de ellos salir en defensa del páramo de Santurbán. No he visto a ninguno de ellos proponer soluciones al problema de las migraciones venezolanas. No tienen tiempo: están en campaña.

Los señores del avión ven la ciudad desde aire, con vaso de whisky en la mano, y un celular en la otra. Con eso es suficiente para hacer componendas, alianzas, triquiñuelas: se ferian la ciudad como si fuera una finca. Y vienen aquí cada fin de semana para saber cómo va el ganado, que no les falte el heno, que todos estén en sus porquerizas, ordenados, fichados, obedientes: a votar. 

¿Se ha dado cuenta que en los años que lleva usted votando no ha cambiado su forma de vida? Su vida no, pero la de los señores del avión, sí: son millonarios, viajan por el mundo, pasan vacaciones en Europa o tienen tiempo para hacer cursos express en el exterior para engordar sus hojas de vida, como Manuel Guillermo Mora, que hizo un doctorado intensísimo un fin de semana en Japón, cuando ni siquiera domina su lengua madre.

Mentirosos, anfibios, iletrados. Son tan diminutos, tan liliputienses moral e intelectualmente hablando, que les toca comprar votos porque nadie cree en ellos. Se aprovechan de que Cúcuta tiene la tasa más alta de desempleo en Colombia para ofrecer dinero o puestos a cambio de un voto. Por eso no trabajan por la región: les conviene el desempleo y la pobreza y la miseria y el embrutecimiento de las redes sociales. 

No votemos por ellos y verán como ese avión sufre turbulencias.

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