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Palabra soñada… (En el Día del Idioma)
Las palabras permiten forjar emociones.
Lunes, 18 de Abril de 2022

El idioma me permite colgarme de cada instante bueno del tiempo, trenzar los eslabones de la espiritualidad y ascender por el hilo azul que me asoma al don sagrado de la eternidad.

Y me refugia en el hogar de los duendes y las hadas, un aposento sencillo rodeado de árboles, pájaros y mariposas universales, con el arrullo lento e ingenuo del rocío sembrando su ternura.

Cada vez que una palabra bonita se encuentra con mi sombra, camina junto a ella y, juntas, se me vuelven nostalgia, destino, viento, música y reflejan el surco de mi esperanza con destellos de belleza.

Esa palabra soñada invoca el lenguaje del alma, me inspira a imaginar los cantos de la naturaleza y me convoca al horizonte donde, al final del arco iris, reposa la mítica olla ancestral con sus tesoros y su leyenda sabia.

La palabra es la fragua para forjar una emoción íntima, hacer vibrar el eco de los secretos escondidos en el corazón, transferir ilusiones al pensamiento, depurarlas, y recoger su esencia en un crisol de fantasía.

Allí, los sustantivos son libres de nombrar las cosas y los adjetivos de calificarlas, de soltar las amarras de los sentimientos y convertirlos en poemas, o en canciones, con la magia circular de los sueños.

(Yo no sé qué hubiera hecho sin la palabra, sin el silencio y la soledad que llenaron mis vacíos con su fuente de luz, sin la savia que me alienta a superar mi escasez).

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