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A propósito de Santurbán
Por grandiosa que sea la riqueza artificial nunca podrá superar el mundo natural.
Sábado, 28 de Diciembre de 2019

Desde siempre se ha oído hablar del páramo de San Turban como riqueza natural que no solo embellece, sino que es fuente de riqueza hídrica porque desde allí se abastecen las regiones de Norte de Santander, que tiene el 72% de su extensión y Santander del Sur con el 28%. 

Son 142.000 hectáreas donde asientan poblaciones con avicultura que abastece parte de los mercados con habitantes laboriosos que mantienen intacta la riqueza natural. 

Seguramente al recorrerlo se siente la mano creadora que el hombre natural ha respetado. Seguramente así ha sido desde siempre y por siempre deberá permanecer. 

Por grandiosa que sea la riqueza artificial nunca podrá superar el mundo natural. Picazo podrá asombrar por la calidad de su pintura, pero esa pintura no podrá superar la belleza de un árbol, la grandeza de una flor, la estética de un perro y de un gato que acompañan a la humanidad desde el comienzo de los siglos. 

Todo esto para comentar sobre la perfidia y ruindad de algunos que han destruido la naturaleza con tal de llenar sus bolsillos de dinero. 

A un precio que pone en duda la supervivencia de la especie. Mares y ríos contaminados, selvas destruidas, ciudades envenenadas, que aligeran las enfermedades. 

Son entre otras los costos que deben pagarse en la llamada civilización de ahora. 
Lanbidez en busca del oro que todo lo envilece busca acabar con Santurbán y la felicidad que los siglos acrecentaron. 

Surgió la idea de los mercaderes que son los mercaderes de la infelicidad y ahora van tras Santurbán enloquecidos. 

Se dice que estos nuevos conquistadores traen la solución a muchos problemas. 

La historia enseña que estos conquistadores solo dejan desolación y muerte.  Sino que lo diga el Catatumbo región llena de naturaleza hasta que los petroleros decidieron arrasarla. 

Todo está que se vive ahora en esa región no es más que la secuela de la explotación. Todo allí acabo. 

Los mismos indios fueron exterminados y al irse los que llegaron dejan como producto una herencia maldita. Allí solo manda la violencia atizada por los muchos grupos que se creen dueños de la verdad. 

Entonces es bueno recoger las experiencias locales y mundiales para decir que hay que salvar donde vivió y vive el hombre ahora infeliz. 

Todo se destruye en busca de riquezas que no son ciertas porque si se logran son a expensas del hombre natural.  

A todas estas es bueno preguntarse cuál es aporte cívico de los cucuteños en busca de salvar a Santurbán. Casi nula por lo que se ve y se comenta. Sin darse cuenta que están escribiendo su epitafio. Aquí floreció una civilización, acabada por la codicia sin que nada o poco hicieran los que allí moraron. 

Se piensa más en el ruido de las cajas registradoras que guardan unos pesos que a la larga no se quedan en la ciudad antes que en el porvenir y la herencia que debe dejarse a los que vengan.  Por lo menos hacer el intento para salvar lo que aún queda intacto del planeta y entre ellos Santurban que espera seguir en la marcha de los siglos allá en Arboledas, Mustiscua, Pamplona, Salazar y Sisavita. 

Diciembre de 2019

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