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Que no pare, no pare
Aquí el torneo profesional tanto en la Liga como en el Torneo reúnen a 36 equipos bajo la dirección de la Dimayor.
Domingo, 3 de Marzo de 2024

 El rey de los deportes es el futbol. Se practica en todos los países y se sigue con interés en cada uno de ellos la liga local, pero también las de otros países y se sabe que el evento que más audiencia reúne es el campeonato mundial de este deporte que tiene miles de practicantes en Colombia. Aquí el torneo profesional tanto en la Liga como en el Torneo reúnen a 36 equipos bajo la dirección de la Dimayor. También se juegan campeonatos menores que cada día adquieren mayor importancia.

El futbol profesional en Colombia inició en 1948 con diez equipos, el primer campeón fue Santa Fe. La época grande comenzó el siguiente año con la llegada de los jugadores argentinos entre quienes se destacaba Pedernera, Di Estefano y Rossi jugando para Millonarios. Esa fase gloriosa todavía es recordada como la época dorada y con frecuencia se hace referencia a la misma.

Pues hoy estamos bastante distantes de aquellos momentos de buen futbol matizado por las tribunas atiborradas de aficionados y pasa por una crisis en varios aspectos. Los denominados grandes equipos que juegan en Bogotá, Medellín y Cali, están en una mala racha, pero siempre se piensa que eso puede pasar con prontitud porque las cargas se ajustan en el camino.

El punto más difícil es el que tiene que ver con amenazas, situación que no se vivía desde hace muchos años cuando los equipos fueron permeados por el narcotráfico, sus artífices pusieron la plata que les otorgaba la posibilidad de contratar jugadores costosos y así obtener títulos. Un hecho de mayor relevancia fue el asesinato del árbitro Álvaro Ortega en 1989, según se dice por orden directa del capo Pablo Escobar.

Ahora no vivimos esos momentos aciagos, los problemas son de distinto orden, pero han reaparecidos las amenazas contra quienes forman parte del mundo del fútbol y son sus actores. En el caso de Atlético Nacional los directivos fueron amenazados por el bajón futbolístico por el cual pasa este equipo de Medellín. Otro directivo, Eduardo Pimentel, dueño del Boyacá Chicó ha entrado a terciar con frases fuertes, publicadas en su cuenta de X. “Amangualamiento de una federación impávida, inerme y hasta cómplice, que ve como el futbol se lo comen los corruptos y no hacen nada” expresiones motivadas por considerar ineficaz y parcial la gestión de la dirigencia del fútbol, pero son desafortunadas en el momento actual.

Blanco de las amenazas también lo han sido otras figuras de este deporte: José Ajá, jugador de Independiente Medellín, John Jairo Bodmer, director técnico del Atlético Nacional hasta hace poco, y el árbitro Carlos Ortega que, curiosamente es sobrino del inmolado Álvaro Ortega. Los responsables de estas conductas condenables son miembros de las llamadas barras bravas.

Por el bien del futbol, el deporte que nos une a todos, como ha dicho el presidente de la Dimayor Fernando Jaramillo, esas amenazas deben cesar y dar paso al juego con profesionalismo por parte de los jugadores y el manejo responsable en la dirección de los partidos por los árbitros dentro del campo o en la cabina del VAR. Lo que se pide es honestidad a todos los actores, para que sigamos cantando al ritmo de la canción de Patricia Manterola: Que el futbol no pare, no pare, no pare, que el futbol no pare. Toda la gente que vino a esta fiesta que olvide todo y tan solo se divierta…

jorgepabonl@yahoo.com


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