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Semejanzas políticas
Muchos colombianos, aunque muy jóvenes aún, recordamos que en la campaña presidencial de 1974.
Martes, 21 de Julio de 2015

Muchos colombianos, aunque muy jóvenes aún, recordamos que en la campaña presidencial de 1974 se presentaron a la liza electoral tres candidatos, todos hijos de expresidentes de la República: Alfonso López Michelsen, hijo de Alfonso López Pumarejo; Álvaro Gómez Hurtado, hijo de Laureano Gómez Castro, y María Eugenia Rojas Correa, hija del general y expresidente Gustavo Rojas Pinilla.

Esto hacía parte del espectáculo político-circense colombiano, era la democracia hereditaria y nepotista en su máxima expresión –que también se da en las  regiones-, tangencialmente estudiada por el tratadista francés Maurice Duverger en su Introducción a la política, y que se consolidaba con las famosas Convenciones –liberales y conservadoras- donde se escogía -¿Cuál escogía?-, se oficializaba el delfín-candidato que ya habían escogido de común acuerdo los jerarcas de los partidos políticos.

Hasta que apareció Luis Carlos Galán Sarmiento y echó abajo toda esa estantería obligando a las élites políticas a escoger candidato a través de las Consultas de los partidos. Luego, con la Constituyente de 1991, convocada por el entonces presidente Gaviria Trujillo, se dio el golpe final a la famosa fila india y a los delfines, como lo reconoció aquí en Cúcuta uno de ellos: Alfonso López Caballero.

Para muchos colombianos esto no pasó desapercibido y se encargaron de dejar constancia histórica, como lo hizo Luis Fernando Lucena en 1976 con su libro El elegido, una verdadera sátira política de lo sucedido en 1974.

Parece que en Estados Unidos el punto de quiebre fue el año 2000. Lo que aquí terminó en las postrimerías del siglo XX, allá asoma inmediatamente: que es posible que un hijo y hermano de expresidentes, por el lado republicano; y una esposa de expresidente –ex primera dama-, por el lado demócrata, compitan por la presidencia de los Estados Unidos.

Allá, los que perdían elecciones desparecían del escenario político: Bob Dole, Walter Mondale y George McGovern, entre otros, aspiraron, fueron derrotados y desaparecieron.

Sin embargo, el republicano George H.W. Bush -conocido como Bush padre- perdió la reelección en 1992 ante el demócrata Bill Clinton; pero su hijo George W. Bush salió elegido en 2000 y reelegido en 2004. Ahora su hijo Jeb, exgobernador de Florida, aspira a la presidencia de EE.UU.

Por el lado demócrata, la señora Hillary Clinton aspiró en 2008 y perdió ante Barack Obama, y el pasado 12 abril anunció que buscaría nuevamente la nominación a la Presidencia de los Estados Unidos.

Quiero resaltar que lo que en Colombia desapareció, por las razones enunciadas, en Estados Unidos apenas llega, como quedó dicho y probado. Faltaría probar qué sistema es mejor: el antidemocrático de las Convenciones de los partidos, pero que asegura lealtades y disciplina ideológica; o el democrático, las consultas, que permite colados, máxime ahora con candidatos que se presentan como demócratas y una vez en el poder se revelan como autócratas. O se presentan con un programa y practican otro.

 

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